Jakarta crece sin freno

La economía indonesia no para de mejorar. Los últimos datos del banco central hablan de un alza del PIB del 6,6% en el tercer trimestre y de un crecimiento anual idéntico para 2011. La industria manufacturera se ha convertido en el verdadero motor de la producción industrial con una subida del 6,1% entre abril y junio, con alzas de dos dígitos en sectores como la automoción, bienes químicos, metales y tabaco. En plena recaída del comercio internacional y ante la probable contracción de Europa y Estados Unidos, el país aumentará este año un 25% sus exportaciones.

La primera economía del sureste asiático -y la quinta del continente después de China, Japón, India y Corea del Sur- ha sido una de las más dinámicas del mundo en la última década, con un crecimiento medio del 5,2%, y ha sido de las pocas que crecieron en 2009 -un 4,6%-, mientras las principales economías mundiales entraban en recesión. Con un tamaño similar al de España, Indonesia basa su rendimiento en un dinámico sector exportador y en su boyante consumo interno.

La demanda interna supone un 60% del PIB, y la exportación, un 17%

Con 240 millones de habitantes, la clave está precisamente en la fortaleza de su mercado interno. La diferencia con los países de su entorno como Tailandia, Vietnam, Singapur o Malasia es que la demanda doméstica representa casi un 60% de todo su PIB, y las exportaciones, solo un 17%. Los bajos niveles de desempleo, que este año llegará al 7,1%, sumado a los controlados estímulos fiscales para superar la crisis han mantenido el crecimiento del gasto de los hogares y de los niveles de crédito. Esta coyuntura ha permitido contener el frenazo del comercio internacional y la inestabilidad financiera mundial.

Pese a ello, el presidente indonesio, Susilo Bambang Yudhoyono, remodeló su Gobierno hace tres semanas "para impulsar su economía". El objetivo es potenciar el comercio interno, mejorar la competitividad internacional, impulsar las infraestructuras y revisar las concesiones. Hace dos años, cuando el actual líder del Ejecutivo fue reelegido, se comprometió a doblar el gasto en infraestructuras y terminar con la corrupción. Los analistas coinciden en que este último problema -junto con la burocracia- son los males endémicos de la economía indonesia.

En su último informe, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha reconocido el buen momento del país, pero ha advertido de ciertos riesgos para la consolidación de su crecimiento. El primero es el aumento de la inflación. El FMI prevé que los precios se eleven un 5,6% este año y un 6,5% en 2012, principalmente por el boyante crecimiento del consumo. El Fondo también cree que Indonesia gasta demasiados recursos en subsidios al coste de la electricidad y de los combustibles, lo que contrasta con su escasa recaudación vía impuestos.

Considerando el buen estado de las finanzas con un déficit anual del 1,5% y una deuda pública del 25% del PIB, el FMI sugiere que esta mayor recaudación se invierta en mejorar la seguridad y los servicios sociales. Y es que, pese a que Indonesia es un país de dinámico crecimiento, sus niveles de pobreza, de empleo informal y de precariedad sanitaria en zonas rurales siguen siendo altos. La tasa nacional de pobreza ha caído desde el 13,3% en marzo de 2010 hasta el 12,5% un año después, pero su ingreso per cápita está lejos de los países desarrollados.