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La Iglesia de Inglaterra media por los indignados

Los indignados que desde hace más de dos semanas se encuentran acampados junto a la catedral de San Pablo, en la City de Londres, recibieron ayer el espaldarazo de la Iglesia de Inglaterra. No es que la Iglesia apoye ahora el campamento en sí mismo, pero sí las razones de fondo que anidan tras la protesta, más allá del más bien simplista objetivo de acabar con el capitalismo que alimentó los primeros días de la protesta, cuyo objetivo inicial no era la catedral sino la vecina Bolsa de Londres.

Ese apoyo eclesiástico se ha plasmado de tres formas diferentes. Primero, la catedral de San Pablo ha desistido de pedir el desalojo del campamento por vía judicial. Entre convertirse en verdugo o mediador, la Iglesia ha elegido el papel de mediador. La City también ha paralizado la denuncia, pero solo de momento.

En segundo lugar, el obispo de Londres ha convocado un debate público sobre la manera de "conciliar las finanzas con la ética". Como colofón a estos movimientos, el arzobispo de Canterbury, cabeza de la Iglesia Anglicana, ha publicado esta tarde un artículo, también en el Financial Times, invitando a dar contenido a las peticiones vagas de los acampados frente a la catedral porque "mucha gente se siente frustrada más allá de toda medida por lo que ven como desastrosos efectos del capitalismo global".

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