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Reportaje:

Don Juan rejuvenece en La Cebada

Un montaje altruista en el solar del antiguo polideportivo de La Latina devuelve al barrio la tradición de iniciar noviembre con el Tenorio de Zorrilla

-¿La Hostería del Laurel?

-En ella estáis, caballero.

Anoche Don Diego Tenorio entró con estas palabras en el famoso mesón sevillano, pero eran apenas unas cuantas mesas y bancos hechos con palés. El río Guadalquivir no era más que un erial de losas de cemento y la lujosa hacienda de Don Juan un enorme contenedor de mercancías sobre un andamio, pero a nadie le importó. Un equipo de 100 personas hizo anoche posible en el solar del antiguo polideportivo de la plaza de la Cebada el Don Juan Tenorio, de Zorrilla.

No hacían falta entradas ni había localidades reservadas, porque la idea era "regalar el Don Juan al barrio, que el público se conciencie de que esto puede ser una plaza con actividades públicas todo el año", decía el director de este montaje, César Barló. La cola daba la vuelta al solar de la calle de Toledo desde una hora antes del estreno. Mucho público joven y también mucho vecino curioso que quería ver recobrar la vida al solar que lleva vacío desde hace dos años y que el Ayuntamiento cedió a las asociaciones de vecinos mientras volvía la bonanza económica.

El protagonista viste cazadora de cuero, vaqueros, camiseta... y tiene moto
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Eran unas 400 personas las que acudieron al reclamo de una apuesta peculiar: actores jóvenes, muy jóvenes, para encarnar a Don Juan y Doña Inés, para que quedase creíble. "El elenco se corresponde con las edades de los personajes que creó Zorrilla", explicaba Barló. Y no solo eso, estos veinteañeros se visten también como se habría vestido Don Juan en nuestros tiempos: cazadora de cuero, pantalones vaqueros, camiseta y botas. Y tiene moto.

Además, este montaje ofrece la posibilidad de ver a siete donjuanes diferentes y a cinco actrices encarnando a Doña Inés. Y es imposible dormirse en la butaca porque, no solo no hay butacas, sino que el espectador ha de permanecer de pie y deambular de escenario en escenario, del cementerio a la hacienda, de la taberna al convento. Y hasta ese deambular tiene su porqué: "Cuando Don Juan va hacia la vida, las escenas y el público se mueven en el sentido de las agujas del reloj. Cuando va hacia la muerte, van en contra", explica el director de esta obra, que congrega a actores de la compañía Almaviva, estudiantes de la Real Escuela Superior de Arte Dramático y de otras agrupaciones.

Don Juan Tenorio rejuveneció anoche gracias a una visión más actual y más igualitaria. Aquí, Doña Inés no es solo la novicia sumisa y dócil, sino que mueve los hilos de Don Juan, lo lleva a la perdición y lo salva del infierno. "Doña Inés es aquí alguien activo, es el motor de Don Juan. La carta con la que empieza la obra la escribe por Doña Inés", explica Barló.

En el Tenorio de La Cebada estuvo presente el respeto al texto de Zorrilla, pero también hubo bailarinas que se subían a las mesas, siete donjuanes que leían con eco la carta que deja el galán a la novicia en el breviario y un Ciutti italiano que, además de ser criado del galán, indicaba a la gente dónde debía colocarse para no estorbar a la acción dramática. Esta noche a las 20.30 habrá una segunda oportunidad. Don Juan volverá al pillaje para volver a caer en brazos de Doña Inés, que salvará su alma del infierno. El telón del cielo de Madrid volverá a levantarse y La Cebada, después de años de abandono, volverá a ser teatro.

Representación de 'Don Juan Tenorio' en el solar que antes ocupaban las instalaciones deportivas de La Latina.
Representación de 'Don Juan Tenorio' en el solar que antes ocupaban las instalaciones deportivas de La Latina.CLAUDIO ÁLVAREZ

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