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Cumbre Iberoamericana de Asunción

El Rey hizo gestiones directas para intentar salvar el encuentro

- La cumbre arranca con el plantón de más de la mitad de los jefes de Estado - El monarca trató de convencer a varios mandatarios para que acudieran

Miguel González

Las cumbres iberoamericanas, nacidas en 1991 en Guadalajara (México) para forjar una comunidad entre las antiguas metrópolis ibéricas y sus ex colonias americanas, están heridas de muerte. La XXI edición se inauguró ayer en Asunción (Paraguay) devaluada por la ausencia de 11 de los 21 jefes de Estado invitados. Faltaron los mandatarios de Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica, Cuba, El Salvador, Honduras, Nicaragua, República Dominicana, Venezuela y Uruguay. Se trata de un plantón sin precedentes. El año pasado, en Mar del Plata (Argentina), ya se destacaron las ausencias, pero entonces solo faltaron cinco presidentes, además del jefe del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero.

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El propio rey Juan Carlos, a petición del secretario general iberoamericano, Enrique Iglesias, ha intentado en los últimos días persuadir a varios mandatarios para que acudieran a Paraguay. Entre otros, llamó a la argentina Cristina Fernández de Kirchner para felicitarle por su reelección y pedirle que no faltara a la cita, pero esta se excusó aduciendo el primer aniversario de la muerte de su marido. También pidió al ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva que influyera en su sucesora, Dilma Rousseff. Todo en vano.

Aunque el anfitrión, el paraguayo Fernando Lugo, ha restado trascendencia a la espantada, se trata de una sonora bofetada diplomática. Especialmente humillante resulta la ausencia de sus tres socios de Mercosur (Argentina, Brasil y Uruguay), cuyos presidentes no han encontrado tiempo para recorrer un puñado de kilómetros. Asunción mantiene contenciosos con sus vecinos -entre ellos, el veto paraguayo al ingreso de Venezuela en Mercosur- pero fuentes diplomáticas atribuyen este gesto poco amistoso a su escasa relevancia internacional y, también, a que Lugo no ha movido un dedo para garantizar el éxito de la cumbre.

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De manera indirecta, el desplante también afecta a España, madre y financiadora del invento. Más del 60% del presupuesto de la Secretaría General Iberoamericana, con sede en Madrid (siete millones de euros anuales) corre a cargo de España, que se ha volcado en esta cumbre, con la presencia del Rey -quien ha acudido a Asunción aún convaleciente de su reciente operación de tendón de Aquiles- y el jefe del Gobierno.

Para Zapatero, este viaje es su despedida de América Latina, un continente en el que no se ha prodigado mucho en sus ocho años de mandato. Pese a ello, la ministra de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez, negó ayer que el plantón fuese una respuesta a la ausencia de Zapatero el año pasado. Aunque entonces Cristina Fernández intentó convencerle de que viajase a Mar del Plata y ahora se han cambiado las tornas.

Lo ocurrido en Asunción constituye, en todo caso, un aviso. La diplomacia española tendrá que fajarse a fondo si quiere garantizar una afluencia masiva a la cumbre de 2012, que se celebrará en Cádiz coincidiendo con el bicentenario de La Pepa, la Constitución liberal. Para lograrlo deberá superar la creciente "fatiga" por la proliferación de citas internacionales, la mayoría de dudosa utilidad. En palabras del presidente chileno, Sebastián Piñera, "asistimos a una verdadera sucesión de cumbres, tantas que parece una cordillera, pero falta verdadera voluntad de integración".

Fuentes diplomáticas subrayan que la situación ha cambiado radicalmente en las dos últimas décadas. América Latina, con un crecimiento anual próximo al 5% del PIB, mira por encima del hombro a la postrada economía europea, y especialmente a España y Portugal, en el epicentro de la crisis de la deuda, mientras que vuelve sus ojos a China, ávido cliente de sus materias primas. "España aún no ha entendido que ahora son las naciones iberoamericanas las que pueden echarle una mano y no al revés", añaden las mismas fuentes.

Ante el declive de las cumbres, ya se alzan voces reclamando que pasen de anuales a bianuales, aunque el asunto no se planteará antes de la cita de 2013 en Panamá, cuando quizá ya sea demasiado tarde. Como contrapunto, Haití, el país más pobre del continente, ha pedido su ingreso en la comunidad iberoamericana, pese a no hablar español ni portugués.

Por otra parte, España ha renunciado a que la cumbre apruebe una declaración sobre el abandono definitivo de la violencia por parte de ETA, por temor a enredarse en un debate semántico sobre el carácter terrorista de la banda con los países del llamado eje bolivariano, encabezados por Venezuela. En cambio, espera que el presidente Lugo y el propio Iglesias feliciten a la sociedad española por la victoria del Estado de derecho, como hizo ayer en privado Lugo durante su encuentro con el Rey y Zapatero. Estos últimos se reunieron también con el mexicano Felipe Calderón y con el peruano Ollanta Humala.

El rey Juan Carlos saluda al presidente de Paraguay, Fernando Lugo, ayer en Asunción.
El rey Juan Carlos saluda al presidente de Paraguay, Fernando Lugo, ayer en Asunción.REUTERS

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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