La falta de conexión por tren lastra al Puerto de Vigo
Sindicatos, empresarios y políticos, aunque con matices en sus opiniones, llevan días indignados por la exclusión del Puerto de Vigo de la Red Transeuropea de Transporte. Es un proyecto clave en la estrategia de Lisboa para impulsar la competitividad que se basa en el concepto de intermodalidad. Justo de lo que carece en estos momentos la terminal de Vigo, que tiene en el tren y en la autopista del mar su talón de Aquiles. En 2009 y 2010, el Puerto de Vigo no movió por tren ni una tonelada de sus mercancías, frente a las 284.000 del Puerto de A Coruña o las 173.000 de Marín. En los registros históricos, Vigo llegó a transportar 88.000 toneladas (en 2001), casi el doble que el resto de puertos juntos ese año.
En cuanto a la autopista del mar, cuyas ventajas se ven en terminales como la de Gijón, el presidente de Puertos del Estado, Fernando González Laxe, intentó ayer en París sacar un compromiso para que comience a andar entre Algeciras, Vigo, Le Havre y Nantes-Saint Nazaire.
Fue el enésimo intento de desbloqueo de esta línea. Los miembros franceses de la comisión se comprometieron con la delegación española a "acelerar la tramitación ante Bruselas de la nueva autopista del mar, con el objetivo de que reciba su aprobación por la UE, que conlleva un plan de financiación con fondos comunitarios".
Cruce de acusaciones
En clave local, sin embargo, continuaron las acusaciones cruzadas entre el Puerto y el Ayuntamiento a cuenta de la autopista marítima. El alcalde, Abel Caballero, culpa del retraso de año y medio al Puerto por cometer "un grave error" al conceder inicialmente la línea a Transmediterránea, que carecía de contrato con Citroën -el principal cliente de la línea- para el transporte de coches.
El posterior cambio a la Compañía Marítima Hispano Francesa implica una nueva tramitación. "No fue el Gobierno el que se equivocó, sino el Puerto, ahora el Ministerio de Fomento está resolviendo el problema", señaló ayer Caballero.
La Autoridad Portuaria insiste, sin embargo, en que la selección la realizaron los gobiernos de España y Francia tras un concurso público en el marco de una comisión bilateral creada al efecto. La institución que preside ahora Ignacio López-Chaves asegura que "no intervino" en la adjudicación fechada en 2007, informa Europa Press.
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