Lo que nos queda por sufrir
Aumentan las probabilidades de que España incumpla su objetivo de déficit
Las probabilidades de que España no alcance su objetivo fiscal del 6% este año han aumentado por el doble revés de las comunidades derrochadoras y el crecimiento ralentizado. Un pequeño desliz no sería demasiado preocupante, pero todo lo que supere un punto porcentual hará que los objetivos del año que viene sean muy difíciles de alcanzar.
Elena Salgado, la ministra de Economía de España, sigue insistiendo en que el Gobierno puede cumplir su objetivo. Pero ha sido demasiado optimista en su previsión de crecimiento del 1,3% para este año, solo admitiendo hace poco que podría ser menor. El consenso se sitúa en el 0,8% (con riesgo de reducirse dada la continua agitación en la eurozona y que todos los indicios apuntan a una economía estancada en el tercer trimestre).
Además, aunque el Gobierno central cumpla al pie de la letra sus objetivos, las comunidades son otra historia. La cifra final del déficit puede que acabe siendo aproximadamente el doble del objetivo oficial de déficit para las comunidades, que es el 1,3%. El ciclo electoral de España no ha ayudado. Las comunidades aplazaron los planes de ajuste duros hasta después de las elecciones autonómicas del pasado mayo. La mayoría está posponiendo la presentación de su presupuesto del año que viene hasta después de las elecciones parlamentarias de noviembre.
Algo de desliz está ya descontado: las previsiones de los organismos internacionales predicen un déficit del 6,1% al 6,3% este año. Y es verdad que el Gobierno tiene algo de margen. Salgado dice que la venta del espectro de radiofrecuencias aportará 1.800 millones de euros adicionales este año y que los costes del pago de la deuda podrían estar 2.000 millones de euros por debajo de lo presupuestado. Estos representan alrededor de un 0,4% del PIB. El Gobierno también ha dicho que todas las posibles pérdidas del fondo de rescate bancario gubernamental -que habrían hecho aumentar el déficit- serán asumidas ahora por el fondo de garantía de depósitos, financiado por el sector bancario.
Pero estas no son mejoras considerables en el déficit estructural y es posible que no compensen los otros factores. Algunos economistas apuntan a un déficit de hasta el 8%. Una diferencia tan grande haría que el objetivo para el año que viene, del 4,4%, resultase aún más imponente. Una subida del IVA y más recortes del gasto a escala autonómica parecen inevitables. El próximo Gobierno de España, que asumirá el mando antes de Navidad, tendrá muy poco tiempo para hacer grandes cambios. Puede que los ajustes más duros estén aún por llegar.
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