La ola de incendios de otoño devasta Ourense por los cuatro costados
Feijóo dice ahora que "hay un problema enorme con la delincuencia forestal"
La provincia de Ourense parece un campo de batalla tomado por el fuego desde hace ya casi una semana. En los LIC (Lugar de Interés Comunitario), Red Natura, ZEPA (zonas de protección de aves), parques naturales y alguna Reserva de la Biosfera se elevan columnas de humo. Los paisanos tratan de combatir el fuego pertrechados con ramas y tractores. Las brigadas contra incendios -reducidas a la mitad por la Xunta a comienzos de septiembre, en el ejercicio de su política de recorte presupuestario- no dan abasto. La presencia de los más de 600 soldados del Ejército, además de 30 autobombas y 10 vehículos nodriza, que el Ministerio de Defensa ha desplegado fundamentalmente en la provincia son insuficientes para aplacar la voracidad de las llamas.
La Xunta recortó las brigadas contra el fuego a la mitad en septiembre
Fuentes de los servicios forestales y alcaldes de los municipios afectados cifran en torno a 6.000 las hectáreas arrasadas en el gran fuego que desde el viernes campa por el Macizo Central orensano. En otro extremo, en el Parque Natural del Peneda-Xurés, Reserva de la Biosfera, las hectáreas quemadas superan "con creces" el millar, según las mismas fuentes.
El Gobierno gallego anotó ayer un "gran incendio" más (clasificación destinada a los que superan las 500 hectáreas quemadas) a estos dos que afectan a espacios altamente protegidos. El fuego se adueñó en la madrugada del martes de la Serra de San Mamede, en el término municipal de Maceda. Vecinos de los pueblos de Castro, Escuadro, Santirso y Calveliño do Monte en este municipio, fueron desalojados de sus viviendas con el ganado.
La Consellería de Medio Rural del Gobierno que preside Alberto Núñez Feijóo -que además de reducir la plantilla de brigadistas desmanteló la de la policía de vigilancia- ha comenzado a reconocer la evidencia de la devastación. El propio presidente de la Xunta explicó ayer así la situación de emergencia: "Los 400 fuegos en tres días, la mayoría por la noche, la mayoría concentrados y la mayoría siguiendo los mapas de comunicación, acreditan que lamentablemente en Galicia hay un problema enorme con la delincuencia forestal".
Las palabras del actual presidente de la Xunta fueron rebatidas con dureza, no por PSOE o BNG, sino por el propio Feijóo. Lo hizo hace cinco años, cuando él era el líder de la oposición y al bipartito le tocaba gestionar una ola de fuegos. Entonces el político del PP afirmaba que más de cien fuegos diarios es un número "normal en momentos de crisis de anteriores años" y que atribuir la catástrofe a que "ahora hay incendiarios y antes no, o a las condiciones climatológicas" es "desconocer la realidad". "Galicia recuerda a un país africano donde la gente tiene que proteger sus bienes con cubos y solventar personalmente sus problemas", proseguía Feijóo en agosto de 2006 sobre la gestión del bipartito. Y remachaba: "No podemos evitar decir que es el peor operativo de los últimos 20 años".
El Feijóo de 2011 opina que la oposición debe estar "a la altura" para combatir "a los verdaderos culpables" de los incendios que, subraya, "no son ni las brigadas ni el dispositivo, nunca lo fueron". "Este es el momento de vigilancia, extinción y denuncia, no de hacer política ni partidismo", afirmó ayer Feijóo, quien se niega a reconocer ninguna relación entre la expansión de las llamas y la negativa de su Gobierno a prorrogar más allá de septiembre los contratos de los brigadistas que trabajan en verano, pese al inusual calor de este mes de octubre. El dispositivo de extinción, según el presidente de la Xunta, "funciona" y la situación no tiene nada que ver con la que vivió Galicia en agosto de 2006. Entonces "el problema era que [LOS FUEGOS]no se apagaban a tiempo".
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