Vallecanas de 'Champions'

"Natalia, si en vez de mujer fuera hombre, estaría ganando millones". Así habla Fernando Muñoz, el alma mater del Rayo Vallecano femenino, equipo que esta temporada defiende el título de campeonas de Liga, logrado por tercer año consecutivo, y que el próximo 3 de noviembre afrontará la primera vuelta del partido de octavos de final de la Liga de Campeones femenina contra el todopoderoso Arsenal inglés. Muñoz, que ejerce de utillero, delegado, responsable ante los medios de comunicación o incluso de representante del equipo en los desplazamientos, conoce a Natalia desde que era una niña de 11 años.

Natalia, que podría considerarse una de las mejores jugadoras de Europa, no ha dejado el deporte, pero ha tenido que replantearse su carrera profesional: "No voy a la selección española porque no quiero descuidar mis estudios. Soy consciente de que lo primero es mi formación, y no puedo ir con la selección ya que en la mayoría de las ocasiones las concentraciones coinciden con los exámenes", relata esta chica de 26 años, que ha sido en dos ocasiones pichichi de la Liga femenina y ha ganado tres Ligas y una Copa de la Reina con el Rayo y un europeo sub-19 con España. Con la renuncia de Natalia y la salida a otros equipos de varias integrantes de la plantilla, esta temporada el Rayo solo tiene una seleccionada: la central sevillana Alejandra.

"Si en vez de mujer fuera hombre, Natalia estaría ganando millones"

"El 80% de las jugadoras han tenido que pedir dinero a sus padres"

El Rayo femenino se ha convertido en el auténtico referente español de este deporte. Y una prueba de ello es la presencia en su plantilla de una joven japonesa: Fumi Goto. "He venido a este equipo porque es uno de los mejores de Europa. Yo sé que el nivel de los equipos japoneses es muy parecido al de los españoles, pero el Rayo está muy por encima".

Pero la profesionalidad y el prestigio de estas deportistas de máximo nivel contrastan con sus contratos, que muy rara vez superan los 1.000 euros: "Muchas de nuestras chicas cobran unos 250 euros. Si no están estudiando deben buscarse un trabajo, por lo que tienen mayor dificultad para entrenarse e incluso para disputar los partidos", explica José Ramón Hernández, desde hace dos años el entrenador de las campeonas. De hecho, estas futbolistas han vivido un auténtico drama, que al igual que sus compañeros masculinos del Rayo no ha trascendido a la esfera deportiva. Tras no cobrar la temporada pasada, en la que quedaron campeonas de Liga, la plantilla ha vuelto a la carga después de asumir una importante reducción de los sueldos. Pese a este sacrificio, las jugadoras no han cobrado nada hasta la semana pasada, en la que los nuevos dueños del equipo pagaron las deudas. "Esta situación nos ha hecho más fuertes como grupo. Tuvimos que reducir un día de entrenamiento a la semana, que pasaron a ser tres. Pero de esta forma todos los gastos disminuían. Un día menos era un 25% menos de gasolina y más tiempo para trabajar. Yo creo que fue un acierto", reconoce Hernández, el entrenador, que realmente vive de su empleo en un instituto.

"El 80% de las jugadoras del Rayo hemos tenido que pedir dinero a nuestros padres", recuerda Natalia, al tiempo que su entrenador explica: "Lo que hacíamos era ayudarnos unos a otros, compartiendo coche o incluso invitándonos unos a otros a comer".