Distinto y más barato

Tras la caída en picado de las ventas de los vinos más caros de la gama superior, el imparable descenso del consumo en el segmento medio-alto y el estancamiento en la oferta más básica, las bodegas diseñadas para elaborar vinos de máxima calidad, como es el caso de Roda, han tenido que completar su oferta con productos asequibles. Y hacerlo sin que eso suponga merma o contaminación del prestigio logrado con sus marcas tradicionales.

Tarea no exenta de riesgos, que no todas las bodegas han sabido sortear con habilidad. Pues no se trata de ofrecer un vino peor (o menos bueno), sino distinto. Y para ello hay que contar con las uvas adecuadas, inclinarse por una crianza ligera, pero realizada en roble de calidad, con una elaboración que aúne abundante fruta y carácter.

Sela, la apuesta joven de Roda, cumple a la perfección estos requisitos en su segunda añada. Parten de viñedos propios de mediana edad, realizan la fermentación alcohólica y maloláctica en tinas de madera y lo someten posteriormente a doce meses de crianza en barricas de roble francés seminuevas.

Consiguen así que el vino ofrezca un atractivo y elegante aroma a frutillos silvestres, rojos y negros, bien maduros pero frescos, con la leve presencia de la madera fina, especias y tostados. Sabroso, complejo, vivo y de gusto muy agradable, te llena la boca de sedosa y lozana frutosidad. Para terminar con la amplitud y enjundia de sus hermanos mayores, pero todo expresado de una manera más asequible y menos apabullante.