Los temores sobre el déficit público se confirman
Genio y figura hasta la sepultura, el señor Trichet se despidió como presidente del Banco Central Europeo (BCE) sin bajar los tipos de interés, aunque nunca sabremos (porque no se publican las actas de las reuniones del Consejo, como se hace en el caso de la Reserva Federal o del Banco de Inglaterra) si esta era su intención o la decisión se debió a una mayoría del Consejo en contra. El argumento es que la inflación de la zona euro está en el 3%, pero habría que recordar a los miembros del Consejo del BCE que ello es así por causa de la inflación importada y de las subidas de los impuestos indirectos en varios países, no porque la economía esté recalentada y haya que enfriarla con subidas de tipos. El IPC subyacente, el deflactor del PIB y los costes laborales por unidad producida (CLU), indicadores de inflación igual o más significativos que el propio IPC total, crecen a unas tasas del orden del 1,5%, al tiempo que la economía de la zona se encuentra estancada y con peligro de entrar en recesión, todo ello en un contexto de suma tensión en los mercados financieros. No es que una bajada de tipos nos fuera a sacar de esta situación, pero teniendo en cuenta el efecto contractivo que está teniendo el ajuste de los déficits públicos, una ayudita por parte de la política monetaria no nos hubiera venido mal. Al menos, el BCE sí que tomó las decisiones más importantes ahora, dar toda la liquidez que haga falta al sistema bancario y seguir comprando deuda soberana en los mercados secundarios, al menos hasta que entre en funcionamiento el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera.
Será difícil que el déficit acabe el año por debajo del 8% del PIB, dos puntos más de lo comprometido
La caída de afiliados en la construcción sugiere que el PIB se estancó o retrocedió en el tercer trimestre
Dentro de nuestras fronteras, la información más significativa publicada en la semana ha sido la Contabilidad Trimestral No Financiera de los Sectores Institucionales (CTNFSI) del segundo trimestre, los datos de afiliados y parados registrados de septiembre, el Índice de Producción Industrial (IPI) de agosto y los índices PMI (encuestas de opinión a las empresas) de septiembre. Dada la extensión y riqueza informativa de la CTNFSI, dedicaré, Dios mediante, una de las próximas columnas a esta estadística, pero no querría dejar pasar la ocasión para comentar una parte de la misma, la referida a las Administraciones públicas (AA PP), dado que la semana pasada les mostraba mi preocupación por la evolución del déficit público.
La CTNFSI viene a empeorar la impresión que obteníamos analizando la información incompleta disponible. Si miran el gráfico superior izquierdo, verán que en la primera mitad del año no se ha avanzado nada en la corrección del déficit. Haciendo una suma móvil de cuatro trimestres para evitar la acusada estacionalidad de este saldo y para tener la visión de un año completo, vemos que al finalizar el pasado año el déficit del conjunto de las AA PP alcanzó una cifra equivalente al 9,3% del PIB (una décima más de lo estimado inicialmente porque el PIB ha sido revisado a la baja). Acabada la primera mitad de este año, el déficit es el 9,2%. Dicho de otra manera: el déficit registrado en el primer semestre de este año es prácticamente igual al del mismo periodo del año anterior. Como sabemos el del Estado (que se redujo un 19%), podemos hacer una simple cuenta y deducir que el resto aumentó un 50%. Conclusión: va a ser difícil que al acabar el año el déficit público baje del 8% del PIB, dos puntos más de lo previsto y comprometido.
La disminución de los afiliados a la Seguridad Social en septiembre fue bastante mayor de la prevista, cerrando un tercer trimestre en el que el ritmo de caída ha superado significativamente al del trimestre anterior [gráfico superior derecho]. Esta tendencia es generalizada en todos los sectores productivos, pero destaca el empeoramiento del sector de la construcción, donde el ritmo anualizado de caída de los afiliados alcanza el 16%. Dada la calidad de este indicador como termómetro del mercado laboral y de la evolución del PIB, cuyo crecimiento en el segundo trimestre fue del 0,16%, puede concluirse que este ha podido estancarse, si no retroceder, en el tercero.
El aumento del paro registrado [gráfico inferior izquierdo], corregido de estacionalidad, también fue bastante peor de lo previsto y ha vuelto a retomar una acusada tendencia al alza desde comienzos del año, en coherencia con el empeoramiento del empleo y de la economía.
Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas).
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