Vettel borra a Alonso

El 25 de septiembre de 2005, al volante de un Renault, Fernando Alonso consiguió el primero de los dos Mundiales de fórmula 1 que acumula en su palmarés. España, tradicionalmente subida a una moto, España nunca había acunado a un campeón en esta especialidad, de modo que el asturiano encendió la mecha de un operativo que después de su hazaña comenzó a bombear a toda marcha. Alonso no solo se convirtió en el primer español en coronarse, sino que lo hizo sucediendo a Michael Schumacher, el icono mundial del automovilismo, y como el campeón más joven de la historia (24 años, 1 mes y 27 días), un récord que había permanecido inmóvil durante 33 años, desde que Emerson Fitipaldi lo logró en 1972 cuando tenía 25.

Baby Schumi puede proclamarse bicampeón con 24 años, 3 meses y 7 días

El chico de Oviedo llegó a la F-1 para hacer historia, como antes lo hicieron Schumacher, Senna, Prost o Clark, entre otros, de la misma forma que ahora es el turno de Sebastian Vettel, el nuevo prodigio alemán, que, además, cuenta con la anuencia de El Kaiser, uno de sus mentores. Mañana, siempre que el piloto de Red Bull cruce la meta entre los 10 primeros, algo que puede darse casi por hecho, le arrebatará al de Ferrari el último récord que aún poseía, el que le reconocía como el bicampeón más precoz de la historia.

Alonso revalidó el título en el 22 de octubre de 2006, a los 25 años, 2 meses y 23 días, mientras que Baby Schumi lo puede hacer mañana, en Japón, casi con un año menos que su rival (24 años, 3 meses y 7 días). No hay mejor ejemplo que este para escenificar el relevo entre el español y el germano, dos genios que van de la mano de un tercero, Schumacher, que ha marcado sus vidas.

El piloto de Kerpen reconoció al asturiano como un futuro campeón cuando este logró su primera pole, en el Gran Premio de Malasia de 2003, de la misma manera que Alonso hizo con Vettel, en el de Monza de 2008, cuando el bávaro le arrebató la plusmarca que le acreditaba como el ganador más precoz. Schumi fue uno de los acicates de Alonso, un estímulo extra que le empujó a superarse, mientras que Vettel pudo beneficiarse de la fiebre por la F-1 que el heptacampeón desató en Alemania. Este fenómeno generó un marco adecuado para que la cantera de aspirantes a piloto que quería imitar a u ídolo pudiera desarrollarse y dar un salto de calidad.

"Si los alemanes somos la principal potencia (cinco en total) es porque Michael abrió el camino para que entraran los patrocinadores, que son los que hacen que todo esto sea posible", dice Nico Rosberg, compañero de Schumacher en Mercedes. "Cuando yo comencé, en Alemania no había lanzaderas como las que se crearon una vez que yo conseguí el éxito. No había programas de desarrollo como los actuales. Todo eso hace que los chicos lleguen ahora rodeados de un ambiente mucho más profesionalizado", reconocía a este diario Schumacher.

Alonso vivió algo parecido en Asturias, donde la primera pista de karting no se construyó hasta 1995, cuando él ya tenía 14 años. Una vez en la cumbre, España se empapó de alonsomanía, que revitalizó el karting y la creación de certámenes para que los chavales se foguearan.

Por aquel entonces era impensable imaginar que pudieran llegar a coincidir tres españoles en una la parrilla de F-1 (Alonso, Alguersuari y De la Rosa), que hubiera cuatro televisiones siguiendo continuamente el Mundial o que jovencitos como Carlos Sainz Jr. o Roberto Merhi se impusieran en categorías inferiores del automovilismo europeo.