París se pone las pilas
Por las calles de París circulan ya 20.000 bicicletas de alquiler que la gente comparte y con las que se cubren millones de trayectos cada año. Este sistema tan extendido ya en Europa está colaborando muy activamente en la lucha contra la contaminación ambiental al tiempo que ayuda a lucir la cara más lúdica de nuestras ciudades. Son precisamente las dos cosas en las que más empeño tiene su alcalde, el socialista Bertrand Delanoë, que a sus 61 años ha ideado una nueva fórmula llamada Autolib: una flota de coches eléctricos al servicio de los ciudadanos para que puedan alquilarlos de manera tan sencilla como ahora toman prestada una de esas 20.000 bicis que el Ayuntamiento ha diseminado por las calles parisienses.
Una de las ventajas del experimento es que las arcas municipales no van a sufrir demasiado con su puesta en marcha. El presidente y principal accionista del grupo Havas, el multimillonario Vincent Bolloré, corre con la mayoría de los gastos y el riesgo de que la iniciativa no cuaje. A cambio, Bolloré dispondrá de una amplia red de soportes publicitarios en París.
Según ha declarado el empresario a Le Figaro, la ventaja de ser accionista principal de este nuevo negocio -tiene el 82% del capital- es que podrá continuar adelante, aunque al principio no haya beneficios. Así que todo parece indicar que, de entrada, se cumplirán los plazos previstos. Calculan que a finales del próximo año habrá 3.000 coches eléctricos en las calles de París y 1.000 electrolineras, o sea, puntos de recarga para las baterías de estos utilitarios. Son cifras espectaculares si se tiene en cuenta que en España entre enero y agosto de este año solo se han matriculado 213 coches de estas características a pesar de la apuesta hecha por el coche eléctrico del ministro de Industria, Miguel Sebastián.
Es una pena que en España haya ciudades como Madrid en las que ni siquiera se han probado las bicicletas de alquiler y una lástima también que Sebastián no le haya puesto a su empeño la imaginación del alcalde parisiense. Su fórmula -tan clásica- de la subvención y el cambio de leyes solo ha producido, por el momento, pérdidas para las arcas públicas.
