Una visión, un mundo
Conocí a Steve Jobs hace ya algunos años. Nuestra primera reunión fue para mí una verdadera oportunidad. Me encontré un hombre claro, directo y humano, que se hacía entender con facilidad y con el que se podía sintonizar rápidamente. A pesar de ser un creador singular, por su talento, visión de futuro y capacidad de innovación, nos transmitía una profunda humildad. Y esta virtud le daba ese carisma que solo los más grandes poseen.
Steve Jobs era simplemente un genio. Supo encontrar el punto de unión entre la informática y las telecomunicaciones. Asoció un ordenador a un dispositivo móvil, a un teléfono, y sobre esa palanca, con clara anticipación al mercado, generó un mundo conectado; un mundo accesible, que amplió la puerta de la creatividad a una generación de desarrolladores.
Imaginó productos nuevos, los creó y entusiasmó a sus usuarios, impulsando una revolución tecnológica que ha cambiado la sociedad y ha abierto un potencial ilimitado a la industria.
Todos cuantos trabajamos en este nuevo mundo digital, cuyas posibilidades conocía tan bien Steve, echaremos en falta su criterio, su guía y su genio creativo. Pero, hoy que tantos recordamos su figura y su obra, que todos alabamos su espíritu innovador, yo quisiera recordar su personalidad y su humanidad.
Recuerdo sus palabras en nuestro primer encuentro, antes incluso del lanzamiento del iPhone, que unió a nuestras empresas y favoreció el acercamiento de muchas personas a una tecnología fácil y revolucionaria. Recuerdo el afecto que nos transmitió, sus preguntas sobre nuestro Rey, don Juan Carlos, con quien simpatizaba y al que respetaba. Y recuerdo, por encima de todo, su forma de estar, sencilla y cordial.
Tal vez sea una obviedad decir que Steve Jobs marca un antes y un después en el fenómeno tecnológico, pero vale la pena recordar que sin él este nuevo mundo digital quizá fuera muy distinto. Él era un foco de luz en este ecosistema que entre todos estamos impulsando para mejorar el bienestar de las sociedades. Como persona que tuvo la oportunidad de conocer sus ideas creativas y como presidente de Telefónica, también en nombre de todos los que desde esta compañía nos esforzamos en acercar la tecnología a las personas, no puedo sino lamentar esta gran pérdida y enviar un abrazo afectuoso tanto a su familia como a los compañeros de Apple. Con el mismo afecto que él nos dedicó en cada uno de nuestros encuentros.
César Alierta es presidente de Telefónica.
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