La inexplicable seducción del populismo de derechas
Resulta difícil explicar cómo en países afectados por la crisis económica, las víctimas de dicha crisis pueden votar a partidos de la derecha como el Partido Popular, cuya identidad está ligada a los poderosos, y no apoyan a los partidos de la izquierda, que históricamente han estado asociados a los movimientos obreros y han luchado por los derechos sociales de los ciudadanos.
Este fenómeno de la captación de la cólera de los desfavorecidos por la derecha populista no es evidentemente un hecho exclusivo de España, y en 2008, el periódico Le Monde elaboró un dossier titulado La rébellion conservatrice (1 de febrero de 2008) cuyo objetivo era analizar este fenómeno en países como Estados Unidos, Reino Unido y Francia.
Podríamos imaginar que es el discurso el que seduce a los votantes. Pero cuando observamos sus estrategias discursivas, vemos cómo partidos como el PP se limitan a repetir hasta la saciedad frases acusadoras de la gestión del Gobierno socialista, confiando en que la repetición convierta la acusación en algo ya asumido por la sociedad, en una "verdad". A ello se añade una total ausencia de rigor, muy particularmente en las comparaciones relativas a la historia, ya sea de la Revolución francesa, del franquismo o del nazismo, que se yuxtapone a "amnesias selectivas", que niegan y desprecian la memoria de los ciudadanos.
Pero en 2011, los ciudadanos tienen el privilegio de observar la materialización de ese populismo de la derecha antes de votar en las elecciones generales, pueden ver cómo se destruyen derechos muy consolidados, cómo se ataca a la enseñanza pública, cómo se intenta desacreditar a los sindicatos, cómo la Iglesia católica vuelve a aparecer en las fotos y cómo, a pesar de las promesas, también se destruyen puestos de trabajo.
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