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Reportaje:

Un 'Sangre y arena' brutal

Eduardo Arroyo ilustra la novela de Blasco Ibáñez para la exposición sobre el escritor que hoy inaugura el Muvim

"Es un trabajo brutal". Así califica el pintor Eduardo Arroyo (Madrid, 1997) a las 31 contundentes planchas en blanco y negro que ha realizado para ilustrar una nueva edición de Sangre y arena, la novela que Vicente Blasco Ibáñez publicó en 1908 y que la gran pantalla proyectó con las mayores estrellas de Hollywood. "La novela tiene unos aspectos muy descarnados, muy violentos, es un magnífico libro", argumenta Arroyo, que ha vuelto a leerla para redescubrir que retrata una España muy negra: "Es una novela muy extraña, muy seductora, con una construcción bella", añade, para defender del escritor "esa formidable capacidad de conducción de una novela, Blasco Ibáñez conoce los tiempos, los de aceleración y de reposo". Y es que Arroyo está en Valencia, además del libro, porque ha ilustrado el cartel de la exposición que inaugura mañana el Museu Valencià de la Il·lustraciò i la Modernitat (Muvim), Blasco Ibáñez 1867-1928, patrocinada por Bancaja.

Arroyo: "Es muy difícil pintar las propias pasiones" "Si tuviera 20 años no sería pintor", asegura el artista

Y si aceptó el encargo fue, aparte de por su amor confeso a los toros, por la figura del escritor: "Es posiblemente uno de los grandes personajes cosmopolitas españoles, había viajado mucho, estaba muy interesado por la política, era un empresario, muy valiente y con una enorme facilidad de escritura". Además, añade categórico, "es el primer best-seller".

"Es un personaje tremendamente moderno", cuenta el pintor al referirse a la muestra, "al igual que con Hemingway, se confunden el personaje y la obra; a la vista de esta exposición, la gente va a interesarse de nuevo por Blasco Ibáñez".

Curiosamente, Arroyo no ha querido pintar mucho sobre toros -"es muy difícil pintar las propias pasiones"-, una afición que defiende a capa y espada junto al boxeo, otra pasión de bandera en tiempos de corrección política. "Me han ofrecido muchas veces hacer una tauromaquia y me he negado", argumenta, para luego asegurar que poco puede añadir a ese género tras los trabajos de Goya, Picasso y Gilles Aillaud.

Y luego habla de su afición: "Soy un sostenedor de los toros y del boxeo", declara, para criticar después que España está ahora en "un momento de big bang otra vez tremendamente restrictivo; no hacemos más que prohibirlo todo". Aunque muestra su confianza en volver a ver una corrida en Barcelona: "Lo de Cataluña no está terminado en absoluto". Y luego hace contricción: "Para ser justo, los responsables somos los del mundo del toro, hay una degradación de la fiesta".

Arroyo, que pinta todos los días, está ahora encantado con la experiencia de trabajar con el ordenador. Y luego habla de su profesión. "El arte actual me aburre soberanamente", explica desencantado con los derroteros por los que se ha decantado el mercado: "Si tuviera 20 años no sería pintor".

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