Llorente gobierna el clásico vasco
El ariete del Athletic supera con dos goles el de Íñigo Martínez desde 60 metros
Un clásico vasco es siempre un duelo singular, en esta ocasión un duelo al sol con 29 grados de temperatura a la hora del Angelus. Y el ángel sonrió al Athletic, técnicamente superior, ante una Real que jugó unos 20 minutos con el corazón saliéndosele de la boca, cuando el joven Íñigo Martínez se sacó el gol de la jornada, y quizás del campeonato, al sorprender a Iraizoz desde casi 60 metros con un tiro duro y seco, como una jabalina lanzada al pecho más que al aire. Era el gol que igualaba el que Fernando Llorente había conseguido en la primera mitad con un quiebro preciso y precioso y un juego de pies envidiable. Fueron algo más que dos goles, dos golazos, dos obras de arte en un partido que se presumía más industrial.
REAL SOCIEDAD 1 - ATHLETIC 2
Real Sociedad: Bravo; Carlos Martínez, Demidov, Íñigo Martínez, De la Bella; Mariga, Illarramendi, Zurutuza (Sarpong, m. 78); Xabi Prieto, Agirretxe, Griezmann (J. Llorente, m.82). No utilizados: Zubikarai, González, Cadamuro, Aranburu y Estrada.
Athletic: Iraizoz; Iraola, Javi Martínez (San José, m. 61), Amorebieta, Aurtenetxe; Susaeta (Toquero, m. 87), Gurpegi, De Marcos, Gabilondo (Iturraspe, m. 58); Muniain y Llorente. No utilizados: Raúl, David López, Ibai e Iñigo Pérez.
Árbitro: Fernández Borbalán. Amonestó a Illarramendi, Iraola, Gurpegi, Susaeta y Amorebieta.
Goles: 0-1. M. 33: Llorente. 1-1. M. 59: Íñigo Martínez. 1-2. M. 70: Llorente.
Unos 29.000 aficionados en Anoeta.
Pero el partido era de Fernando Llorente. Parecía el damnificado del nuevo esquema de Bielsa, la figura obligada a ejercer de laborante, sin la responsabilidad de que todos sus compañeros le buscaran desesperadamente. Si era eso, ha aprendido la lección y su chip ya está conectado al del técnico argentino. El tallo del Athletic no solo dominó, se diría que con una facilidad insultante, el juego aéreo, sino que además resucitó al otro Fernando, el que juega con los pies, el que regatea en un palmo de terreno, el que estaba escondido tantos años en el vestuario porque su equipo solo le miraba a los ojos y no a los zapatos. Suyo fue también el segundo gol, con una puntera sutil a un centro muy tocado de Amorebieta que Demidov se tragó, mal colocado.
Los derbis son también curiosos. Íñigo Martínez, un central, se coronó con un gol trípico de un 10 brasileño de los de antes. Pero Llorente, el delantero centro del Athletic, le hizo dos goles, lo que enturbia la labor defensiva de los centrales realistas. Y ninguno de cabeza (aunque las tocó todas), ambos con el pie. El chispazo fue del central, pero el partido fue del delantero.
Pudo haber goleado el Athletic, que a pesar de la victoria sigue peleado con el porcentaje de gol en función de las ocasiones que genera. Ayer falló ante Bravo (algún mérito tuvo también el chileno) una enciclopedia británica de oportunidades. La Real malgastó tres cuartos de partido, pretendiendo vivir de esa taquicardia de 20 minutos que le dio un gol... desde su propio campo. También tiene esa asignatura pendiente el equipo de Montanier, que cuando quiso ir con todo, ya al final, ya no tenía nada, ni aliento para intentarlo. Se pobló de delanteros y las ocasiones fueron de... Toquero. Lo dicho, un partido de contrastes.
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