La huella del profesor Honrubia
Tras más de cuarenta años dedicados a la formación de sucesivas generaciones de economistas valencianos, el profesor José Honrubia acaba de jubilarse. Profesor Mercantil en 1964 por la Escuela de Comercio de Valencia, se licenció doblemente en ciencias empresariales (1967) y económicas (1968) en la Universidad Complutense de Madrid en la que también obtuvo su título de doctor.
A pesar de que inicialmente le tentaron a quedarse en Madrid como profesor (y de hecho allí fue donde comenzó a impartir sus primeras clases de la mano del profesor Juan Velarde), ya en el curso 1969-70 decidió incorporarse a la Universitat de València, en unos momentos en que la Facultad de Económicas de su tierra estaba echando a andar y necesitaba de todo y de todos. La aventura de ayudar a formar y consolidar este proyecto le sedujo y a ello dedicó gran parte de su trabajo. José Honrubia fue el fundador del Departamento de Estructura Económica, y el que plantó los primeros pilares del que hoy es uno de los más prestigiosos departamentos de esta área de conocimiento en la universidad española.
Su dimensión cívica no puede dejarse de lado, es parte de su personalidad
El centro que dirigió fue pionero en la investigación económica
El profesor Honrubia se vio obligado a asumir la secretaria de la Facultad de Económicas entre 1971 y 1975. Años en los que se pusieron las bases materiales de su existencia (el primer edificio propio de la nueva Facultad, en Blasco Ibáñez, se inaugura en 1974) y en los que se fragua su identidad como centro universitario de prestigio académico creciente y en donde acaban formándose la mayoría del profesorado actual de las restantes facultades valencianas.
Los decanos se fueron sucediendo, pero el profesor Honrubia permanecía como garantía del adecuado funcionamiento del centro. Eran unos años difíciles, los inmediatamente anteriores a la transición política, y en más de una ocasión el profesor Honrubia dio testimonio de unas convicciones sólidamente democráticas en defensa del centro y de sus estudiantes ante las presiones represivas del franquismo local.
Su dimensión cívica no puede dejarse de lado, porque es una parte integral de su personalidad. Muestra de ello es que, siendo castellano-hablante -con vínculos familiares muy intensos con Yátova-, siempre sintió un gran respeto por la labor de quienes se orientaron a la recuperación del valenciano, e hizo suyas sus reivindicaciones.
También en el departamento, asumió un papel fundamental, ya que los catedráticos que aquellos años obtuvieron plaza estaban de paso y apenas se hacían cargo de las responsabilidades de gestión y dirección ya que podían confiar en que de ello se ocupaba el profesor Honrubia. Es él quien concibe el tipo de profesores que deben conformar el joven departamento y se afana en reclutarlos, entre los egresados de las primeras promociones durante toda la década de los setenta, hasta conseguir consolidarlo. Todo el acervo académico conseguido en su paso por la Complutense lo traspasa con mucha generosidad a sus colegas valencianos.
Pero sus inquietudes intelectuales y cívicas no se agotan en el ámbito estrictamente universitario. Consigue convencer a una anquilosada Caja de Ahorros de Valencia para crear, en 1975, una sociedad de estudios, Prevasa, inédita en la Valencia de entonces. Como director técnico de esta sociedad, durante quince años, impulsó estudios sobre la economía y el territorio valenciano, tan escasos en la época, y dio la oportunidad a numerosos jóvenes economistas de iniciar su carrera profesional. Muchos de ellos ocuparon posteriormente puestos de alta responsabilidad en la universidad española y en la sociedad valenciana.
El centro que dirigió fue pionero en la investigación de diversos aspectos de la economía valenciana, como los estudios conducentes a la ordenación del territorio, y puso a disposición de los economistas instrumentos técnicos valiosísimos, como por ejemplo las tablas input output de la economía valenciana que facilitaron indagar en las complejas interrelaciones de la estructura productiva regional.
La experiencia profesional allí adquirida le permitirá después dirigir equipos de estudiosos que periódicamente analizaron las transformaciones de la realidad socioeconómica valenciana, y desde el gabinete de la Presidencia de la Generalitat impulsar diversos proyectos colectivos dirigidos a profundizar en los problemas y carencias de la economía valenciana.
Trabajador incansable, y docente de pies a cabeza, siempre preocupado por sus alumnos y sus compañeros de Facultad, derrochó con todos ellos una generosidad profesional y personal que no siempre fue correspondida. De hecho, ha contribuido firmemente a que la docencia y la investigación sobre la economía valenciana no pierdan enteros en un mundo donde se confunde, con frecuencia, un pseudocosmopolitismo temático con el rigor científico. El profesor Honrubia no lo entiende así y muchos nos alegramos de que no lo entienda así.
Nos lega una vida profesional hecha con el tesón de quien cree que este mundo es mejorable y que vale la pena contribuir a ello mediante el trabajo bien hecho. Como escribió en una ocasión Bertolt Brecht: "Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles"
El profesor Honrubia, José Honrubia, pertenece sin duda a la última categoría mencionada por Brecht. Deja huella, y mucha, en la universidad como institución, y en varias generaciones de profesores y alumnos. En definitiva en la sociedad valenciana. Hasta siempre amigo Pepe.
Vicent Soler es profesor del Departament d'Estructura Econòmica de la Universitat de València. Firman también el artículo los profesores del mismo departamento José Antonio Martínez Serrano, Ernest Reig y Josep Sorribes.
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