La indignación perdida
El 15-M surgió como la explosión de indignación de la gente de este país. Su demostración en las calles hizo temblar a toda la clase política y generó esperanzas y expectativas en mucha gente de todo el mundo. Todos los partidos revisaron sus estrategias y planes de futuro para tener en cuenta las propuestas de los indignados. La única esperanza que muchos políticos y sus partidos tenían de impedir que se les acabasen muchos privilegios, era que el movimiento se fuese diluyendo, y desgraciadamente así ha ocurrido. La indignación sigue instalada en la sociedad española porque nuestros dirigentes se encargan todos los días de alimentarla, pero hemos perdido la fuerza de una protesta que podía haber generado importantes cambios y mayor justicia social. El 15-M sigue activo gracias a gente comprometida y necesitamos recuperar esa fuerza de la protesta en masa porque es la única forma de conseguir que los políticos atiendan nuestras reivindicaciones..
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