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Reportaje:

Una salida salomónica

Laudrup deja el Mallorca, en concurso de acreedores, tras llegar a un acuerdo para cobrar solo la mitad de su ficha anual, 350.000 euros

La última táctica que Michael Laudrup diseñó como entrenador del Mallorca no fue deportiva, sino puramente laboral. En su ya más que cantada salida del club balear, el técnico decidió jugar sus cartas con astucia, tensando la cuerda para forzar a la directiva a una negociación ventajosa. Después de un pulso de dos días, el Mallorca anunció a última hora de ayer un acuerdo para rescindir el contrato que unía al danés con el equipo hasta el 30 de junio. A cambio, Laudrup cobrará aproximadamente 350.000 euros, la mitad de su ficha anual.

Fue el capítulo final de un estira y afloja iniciado hace un mes y en el que ninguna de las partes quiso dar su brazo a torcer. Laudrup se marcha por su desencuentro con Llorenç Serra Ferrer, máximo accionista y última autoridad en las decisiones deportivas. Un distanciamiento personal que tuvo su origen en la política de fichajes, dirigida por el mallorquín y que él calificó de "improvisada".

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Era ya público y notorio que el Mallorca quería quitarse de encima a Laudrup, pero un despido en toda regla habría supuesto un considerable desembolso económico. La entidad, en concurso de acreedores desde hace año y medio, no podía permitirse despilfarrar un dinero que no tiene y estaba atada de manos.

Ayer, Laudrup expuso su hartazgo en una breve comparecencia pública. Quedó claro que daba por finiquitada su etapa en el Mallorca, pero en ningún momento habló de dimisión. Con semblante grave, midió cuidadosamente sus palabras. Él mismo se hizo las preguntas y no admitió las de los periodistas: "Os preguntaréis: '¿Por qué ahora, cuando has ganado un partido y estás en mitad de la tabla?' Llevaba ya mucho tiempo pensando esto, pero no podía hacerlo con el equipo en una mala situación. Ahora puedo. Querréis preguntarme: '¿Por qué lo haces si sólo hay uno que no te quiere? Quédate y, si las cosas van mal, te echan y te dan todo el dinero de tu contrato'. Pero yo no vine aquí por el dinero. Yo vine por el proyecto. El Mallorca era un club necesitado, que tenía que partir desde cero, y me ilusionaba trabajar con muchos canteranos y veteranos".

Lo cierto es que, en el club, hay quien vio una clara maniobra del entorno de Laudrup para forzar su despido en las explosivas declaraciones que realizó su ayudante, Erik Larsen, a una página web. Larsen calificó a Serra Ferrer de "mala persona". La noticia cayó como una bomba en la planta noble de Son Moix, y el club anunció el martes la destitución de Larsen. Jaume Cladera, un presidente sin poder efectivo, fue el encargado de explicar ayer que "lo de Laudrup no es una dimisión": "Nos ha llamado para decirnos que, por el bien del club, lo mejor era buscar una solución para la resolución de su contrato y nos emplazó a negociar con su representante". Al final, se optó por una solución salomónica: Laudrup se llevará la mitad de su sueldo y el Mallorca se ahorrará la otra.

Entre los candidatos a sustituirle figuran Joaquín Caparrós y Luis Aragonés, aunque Serra Ferrer también ha contactado personalmente con Louis van Gaal. Si ninguna de las opciones cuaja, quien tomará las riendas será el exfutbolista Miquel Nanu Soler, que actualmente entrena al Mallorca B, en Tercera.

Michael Laudrup, ayer.
Michael Laudrup, ayer.E. CALVO (REUTERS)

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