Valencia y Sevilla, favoritas a la final de la Davis
Valencia, con el velódromo Luis Puig, y Sevilla, con el estadio de La Cartuja, presentaron ayer los dos proyectos favoritos para organizar la final de la Copa Davis, que enfrentará a España con Argentina entre el 2 y el 4 de diciembre.
El plazo para enviar las solicitudes acabó en la medianoche del viernes, aunque todavía cabe la posibilidad de una prórroga: mientras Madrid (Caja Mágica) o Málaga (Martín Carpena) veían enfriadas las intenciones de sus federaciones locales por la necesidad de buscar el apoyo político que garantizara la financiación de todas las infraestructuras, la federación canaria envió un requerimiento a la Internacional (ITF) para saber si sería posible organizar el cruce decisivo al aire libre. La ITF contestará a esa pregunta este lunes, y si diera una contestación afirmativa, lo que es improbable (el techo en la final garantiza una retransmisión televisiva independiente de la lluvia), se abriría una ventana de 24 horas para que Canarias presentara su candidatura. Ese asunto frena el proceso. Aunque la Federación española debería anunciar el lunes la sede en la que se organizará la final, pedirá una prórroga que le permitirá esperar hasta el 7 de octubre.
Un millón de euros
El lunes, los federativos, que solicitaron un canon de un millón de euros y el 60% de la taquilla a las ciudades interesadas, estudiarán los pliegos de las candidaturas, que calculan el rédito económico de la organización de la final en unos 30 millones de euros. Una vez confirmado que los proyectos presentados cumplen con los requisitos del pliego de condiciones, que sufrió modificaciones esta misma semana, se comenzarán las visitas de las posibles sedes.
Tanto Valencia como Sevilla cuentan con el visto bueno de los jugadores, al cumplir con las condiciones de juego solicitadas: tierra batida y al nivel del mar. Eso dificultó desde el principio las gestiones de la Federación madrileña, que no encontró apoyo entre los políticos de su comunidad, deseosos de evitar un enfrentamiento con los tenistas, que no querían competir en los más de 600 metros de altura de la capital. Los jugadores entienden que esa circunstancia acelera los intercambios y dificulta controlar la pelota.
"Los políticos no querían enfrentarse al capitán, que ya expresó su preferencia por jugar al nivel del mar", explicaron fuentes de la madrileña. "A nuestro pesar, Madrid está vetada para la Copa Davis".
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