El PP aprovecha la despedida de Zapatero para censurar su herencia

El PP ya se siente ganador de las elecciones generales de dentro de dos meses, y se le nota. Se comporta como si ya estuviera en La Moncloa, sin necesidad de confirmar en las urnas las óptimas expectativas que le auguran todas las encuestas.

Ayer, en la última sesión de control al Gobierno de esta legislatura, la palabra más repetida por los populares, con Mariano Rajoy al frente, fue "herencia", como si el líder de la oposición hubiera cogido ya las llaves de La Moncloa y empezara a mostrar el catálogo de agujeros que tendrá que tapar. "Pronto vendrá un Gobierno que arreglará esta situación", dijo en la tribuna la diputada popular Fátima Báñez, resumiendo el espíritu de euforia y victoria de los populares.

Rajoy enuncia "las siete lecciones" que ha extraído de la gestión de Zapatero

Rajoy le reprochó a José Luis Rodríguez Zapatero la "herencia envenenada" de "casi cinco millones de personas sin empleo, una tasa de desempleo juvenil por encima del 45%, una economía estancada, una deuda de más de 700.000 millones de euros -250.000 millones más en esta legislatura-, deuda que además compra el Banco Central Europeo, la renta de los españoles en los niveles de 2004, recortes sociales y una gran desconfianza en la economía española a nivel de máximos".

Toda una catarata de reproches, lanzados por media docena de diputados del PP, en un ambiente de cierre de etapa, frente a la que el Gobierno reaccionó con un balance autocrítico y defensivo. Casi todos hablaron del paro, pero hubo hueco para la lucha antiterrorista y el caso Faisán, reiteradamente utilizado por el PP en el Congreso y en la Audiencia Nacional, donde está personado como acusación.

José Luis Rodríguez Zapatero, en su última intervención ante el pleno tras más de 24 años como diputado, argumentó que los malos datos tienen que ver con la situación mundial, se defendió diciendo que lo suyo ha sido un "duro combate" contra la crisis económica y, sobre todo, optó por un tono de autocrítica que marcó el camino a otros miembros del Gobierno: "Me siento responsable" de la alta tasa de paro.

Al líder del PP, que aspira a que su próxima intervención en el pleno sea la de su discurso de investidura a mediados de diciembre, se le escuchó desear suerte a Zapatero cuando ya se le había cortado el micrófono, porque el cargamento de críticas de su intervención no le dejó tiempo.

Entre el reproche, la declaración de principios y algo que sonó a "ahora le voy a enseñar yo a gobernar como es debido", Rajoy lanzó a Zapatero las siete "lecciones para el futuro": "Hay que hacer un buen diagnóstico de la realidad y no engañar. Hay que gobernar con un plan. No hay que generar falsas expectativas. Hay que hacer previsiones razonables, tanto de crecimiento como de empleo. No se debe gastar lo que no se tiene. Hay que hacer reformas, y no se puede pretender vivir constantemente de la herencia y de la inercia y no se puede gobernar por decreto ley".

Al PP le ocupa pensar ya en la herencia que recibirá, y ayer insistió en el pleno y en los pasillos en que el Gobierno tenía que haber aprobado un decreto de prórroga de Presupuestos, pero la vicepresidenta Elena Salgado le explicó que lo debe hacer el nuevo Gobierno, y para eso se ha fijado un calendario de toma de posesión antes de final de año.