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Reportaje:

Rudy, la 'bomba' del Madrid

El conjunto blanco ficha al escolta mientras dure el cierre patronal en la NBA, con posibilidad de prolongar el acuerdo a partir de 2012

Faustino Sáez

"Necesitamos tener nuestro Navarro. Un fichaje bomba. Un Cristiano para el baloncesto", confesaban sin tapujos los gestores madridistas en los últimos tiempos, deseosos de encontrar un líder en la pista y un referente mediático para su proyecto. Ya lo tienen, de momento.

El Madrid oficializó ayer lo que era un secreto a voces. Rudy Fernández jugará de blanco esta temporada mientras esté suspendida la NBA, y tres años más a partir del verano de 2012 siempre que el jugador decida regresar a Europa al término de su periplo estadounidense. Rudy, que percibirá 2,7 millones anuales -el salario más grande de la historia del baloncesto español- y compartirá sus derechos de imagen al 50% con el club, arrancará la temporada a las órdenes de Laso a expensas de que se desbloquee el lockout en la Liga estadounidense, en cuyo caso tendría que incorporarse a la disciplina de los Mavericks de Dallas, el campeón de la NBA, que adquirió sus derechos en el pasado draft.

Al término del curso, el jugador será agente libre y decidirá si regresa o no a Europa

El escolta mallorquín, de 26 años, llega a Madrid con la medalla de oro del Eurobasket, donde ha sido pieza clave del quinteto titular de Scariolo y ha promediado 8,2 puntos y 3,2 rebotes. El jugador será presentado el viernes y su estreno oficial se producirá el día 30 en las semifinales de la Supercopa de España ante el Barcelona.

El fichaje de Rudy Fernández era "un sueño largamente perseguido" por los dirigentes blancos. Tras el fracaso del primer año de Messina, el club dio un giro en su política de fichajes. Apostó por gente joven y buscó un golpe de efecto que viniera desde Estados Unidos y "preferentemente fuera español". En verano de 2010 ficharon a Sergio Rodríguez como primer paso de esa hoja de ruta y estrecharon el cerco sobre Rudy, el verdadero objetivo, el blanco perfecto por carisma y potencial para levantar definitivamente los ánimos y las expectativas de una sección ciclotímica que a día de hoy suma cuatro temporadas sin títulos.

El entonces director deportivo del baloncesto madridista, Antonio Maceiras, había iniciado las negociaciones con el jugador durante el All Star de Dallas, a comienzos de 2010, cuando comenzaba a torcerse la andadura del escolta en su segunda temporada en la NBA. "No estoy contento con mi rol en el equipo, echo de menos a mi familia, a mis amigos y la competición europea", reconoció Rudy a final de ese curso intentando forzar un traspaso. No fructificaron las negociaciones entonces, pero el expediente siguió abierto. El director de la sección, Juan Carlos Sánchez, amigo personal del jugador y su familia, y Alberto Herreros volvieron a sondearle durante la final four de Barcelona del pasado mes de mayo.

"Voy a animar al equipo", escribió el escolta mallorquín de 26 años en su twitter antes de acudir al Palau Sant Jordi a presenciar la semifinal entre el Madrid y el Maccabi. Aquel pequeño guiño fue el primero de una larga lista de mensajes cifrados donde Rudy, a medio camino entre la competitividad y la nostalgia, apostaba por su regreso a Europa para culminar su sueño de ganar la Euroliga.

"¿A qué español de los que juegan en la NBA ficharía? A todos pero sobre todo al que mejor encaje en mi equipo. Ahora mismo tengo dos bases (Llull y Sergio Rodríguez) y tengo muchos pívots... así que...", afirmaba Pablo Laso con sonrisa pícara en su primera entrevista como técnico blanco. El técnico no se atrevía a pronunciar su nombre para no gafar la operación pero sabía por boca de las altas instancias del club que la opción de fichar a Rudy era más real que nunca.

Sin embargo, cuando Dallas adquirió los derechos del jugador en el pasado draft, la situación dio un giro inesperado a falta de una temporada para que Rudy se convirtiera en agente libre. El aterrizaje en el equipo campeón de la NBA renovaba las expectativas de Rudy y cortocircuitaba los anhelos madridistas. Pero la confirmación del cierre patronal en julio modificó el escenario y el Madrid, que había presupuestado un importante recorte en la sección de baloncesto, cambió de idea y se lanzó definitivamente a por Rudy.

El ahora o nunca ha supuesto al club madridista la mayor inversión de su historia por un jugador y un ejercicio de malabarismos contractuales asumiendo importantes riesgos. El último de ellos, renunciar a una posible cláusula de indemnización en caso de que Rudy decida continuar su andadura en la NBA al término de esta temporada. Fue el gesto definitivo para que el jugador, pretendido también por el Barcelona y los nuevos ricos del baloncesto turco, se decantara por la oferta madridista. El último escollo, la indemnización al Joventut (250.000 euros) por el derecho de tanteo sobre el jugador. Rudy dio el salto a la NBA en 2008, con 23 años, después de promediar con el Joventut 14,4 puntos, 3,5 rebotes y casi 3 asistencias en 187 partidos en la ACB y con 23 años. En sus tres temporadas en Portland, ha disputado 236 partidos, en los que sus promedios han sido de 8,8 puntos, 2,4 rebotes, y 2,1 asistencias por partido.

Ahora, el escolta internacional sigue los pasos de Deron Williams, jugador de los Nets, que fue el primer nba en aterrizar en Europa y se comprometió hace semanas con el Besiktas.

El de Rudy es un fichaje sin red. Si se resuelve el cierre patronal en la NBA, el Madrid puede quedarse con la miel en los labios de ver marcharse a su estrella y con la incertidumbre de confirmar o no su regreso en el verano de 2012. El club confía en que el jugador no encontrará ninguna oferta que iguale o mejore la suya. De momento, el traslado al Palacio de los Deportes tiene un reclamo de quilates para llenar un aforo de 15.000 espectadores: Rudy Fernández.

Rudy Fernández, en un partido del Europeo.
Rudy Fernández, en un partido del Europeo.PETR DAVID JOSEK (AP)

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Sobre la firma

Faustino Sáez
Es redactor de deportes del diario EL PAÍS, especializado en baloncesto. Además del seguimiento de ACB y Euroliga, ha cubierto in situ Copas, Final Four, Europeos y Mundiales con las selecciones masculina y femenina. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS.

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