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Turquía desafía a Chipre por explotar una zona en litigio

Ankara amenaza con enviar buques de guerra a aguas con yacimientos de gas

Por las buenas o por las malas. Este es el mensaje que el Ejecutivo turco lanzó ayer al Gobierno de Chipre al amenazar con enviar barcos de guerra si no abandona sus planes de prospección en la zona de yacimientos de gas submarinos próximos a la isla. Los buques, cuya función será la de escoltar a los equipos de perforación turcos que buscarán a su vez hidrocarburos en aguas del norte de Chipre, ponen en peligro la estabilidad en el Mediterráneo oriental y anuncian el inicio de una carrera por los recursos naturales en la región.

Sin embargo, Chipre juega con ventaja. Mientras Turquía última sus preparativos para comenzar las prospecciones la semana próxima, como anunció ayer el primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, Chipre ya ha iniciado los trabajos de exploración. Los beneficios de los yacimientos que puedan ser localizados serán exclusivamente para la comunidad griega de la isla, la única reconocida internacionalmente. Y esto es lo que realmente irrita a las autoridades turcas.

Nicosia ha elegido a Israel como socio para los trabajos de prospección

Ankara defiende que la perforación planeada por los grecochipriotas va en contra de la ley internacional, ya que "los límites de las zonas económicas en el Mediterráneo oriental no están determinadas". Esto significaría que tanto la República de Chipre (de Administración grecochipriota) como la autoproclamada República Turca del Norte de Chipre (el tercio norte de la isla ocupado militarmente por Turquía desde 1974), tan solo reconocida por Ankara, deberían ser copropietarias de las explotaciones.

La disputa por los hidrocarburos comenzó hace tiempo. Nicosia, tras el descubrimiento por parte de Israel de los campos gasísticos de Leviathan y Tamar -próximos a las aguas territoriales chipriotas-, puso en marcha sus propios planes de prospección sin contar con la comunidad turca de la isla.

La decisión de Chipre, calificada por Turquía de "provocación", abre nuevas incógnitas sobre el futuro de la isla. En primer lugar, pone en peligro su proceso de reunificación, auspiciado por la ONU y previsto para mediados de 2012. Según el ministro de Exteriores turco, Ahmet Davutoglu, "los grecochipriotas quieren sabotear las conversaciones y cambiar la naturaleza de las actuales relaciones mediante la provocación". Davutoglu afirmó el pasado fin de semana que tal acción abocaría en una división permanente de la isla. "Si ellos dicen que tienen su propia área, donde pueden hacer lo que quieran, entonces tendrán que aceptar que los del norte de Chipre tienen la suya. Esto supone un cambio, con una lógica de dos Estados separados", advirtió.

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No se trata tan solo de un asunto de política doméstica. La reunificación de la isla puede afectar a la agenda europea, ya que Chipre asumirá la presidencia de la Unión en julio de 2012. Turquía, que aboga por una reunificación de la isla, ha advertido que congelará sus relaciones con UE si la República de Chipre, a la que no reconoce, accede a la presidencia de turno de los Veintisiete.

Pero existe otro punto de tensión no menos inquietante. Nicosia ha elegido a Israel como socio para los trabajos de explotación de los yacimientos de gas. La firma del acuerdo se produjo en 2010, cuando las relaciones entre Turquía e Israel empezaron a atravesar horas bajas tras el asalto a la flotilla de ayuda humanitaria a Gaza. En la actual situación, la asociación económica entre ambas naciones ha causado malestar en Ankara.

La ONU ha hecho un llamamiento a la resolución pacífica del conflicto y a un reparto de las riquezas naturales entre ambas comunidades de la isla. Pero Estados Unidos defendió ayer el derecho de Chipre a llevar a cabo las prospecciones de gas.

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