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Columna
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Guapo, rico y bueno

Juan Cruz

Cuando vi en la televisión a Cristiano Ronaldo diciendo que le pegan en los campos de fútbol porque es guapo, rico y porque es un gran jugador llamé a un cristianólogo, que los hay, para preguntarle si aquel muchacho hablaba en serio, si creía pertinente dirigirse así a la audiencia de los que lo adoran y también a la audiencia de aquellos a los que sus cualidades les resultan indiferentes. El amigo cristianólogo me dijo que sí, que hablaba en serio, y entonces busqué otra vez las imágenes, para observar los rictus, a ver si en alguno de esos ires y venires que tienen las miradas de los que dicen tonterías se advertía alguna sombra de sarcasmo hacia sí mismo. No, no lo hay, hablaba en serio.

Lo que dijo fue eso, y lo dijo en serio; pero es que además dijo que había una convención según la cual a los que son como él (guapos, ricos y buenos) se les ha de proteger en los campos. En tercer lugar, ascendiendo en la cuesta de su imparable (pero pagable) vanidad, explicó que a otros sí los protegen (aunque no son altos ni guapos, debió decir) lo cual lo convierte a él también en el gran discriminado. Vaya por Dios. Es grande en todo, hasta en lo que le perjudica.

Si la vanidad fuera un elemento combustible los campos de juego (y no solo el césped, también sus aledaños inmediatos, y los palcos) serían escenarios de incendios permanentes. La frase de Cristiano ante las cámaras tendría que haber provocado, pues, un fuego de inmensas proporciones. Carlos Castilla del Pino, el eminente psiquiatra y aún mejor escritor, dejó al morir unos aforismos fantásticos que ahora publica su editorial, Tusquets, con el título de Aflorismos. Ahí se pueden encontrar algunos sarcasmos y otras definiciones que ofrecen respuestas a las dudas que la realidad impone cada día. Esta frase del futbolista mejor pagado del Real Madrid puede ir acompañada por este aflorismo del maestro Castilla del Pino: "Talento y nobleza: esos son los rasgos de la belleza interior, los que al fin se traslucen". Cristiano no dijo nada del estado de su belleza interior. Solo dijo que es bello por fuera. Un rasgo de modestia.

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