¡Hasta la vista, baby! Un ensayo sobre los tecnopensamientos

Ensayo. El leitmotiv de Terminator 2, que va marcando la progresiva intimidad del T800 y el niño Connor, "¡Hasta la vista, baby!" (o, mejor, "Sayonara, baby"), sirve bien para recordar la evolución aleccionadora del robot en los tres primeros Terminator: máquina enemiga, máquina amiga, máquina protectora. Ello supone un feedback también modélico, como el del robot y el niño, para que la máquina acabe por sentir el valor de una vida humana y el humano por sentir el valor de la existencia de la máquina. El mundo ya no se puede comprender sin relaciones entre máquinas (cada vez más humanointeligentes) y humanos (cada día más tecnointeligentes). Los instrumentos con los que analizamos el mundo piensan por sí mismos, nuestro conocimiento es un saber compartido y extendido, pues. Las prótesis técnicas van ampliando nuestras condiciones de percepción y entendimiento hasta lo inimaginable. La ciencia de la computación plantea cuestiones esenciales: cambia nuestro pensamiento y nuestra realidad. Aunque estamos lejos de poder afirmar que haya nacido una nueva forma de pensar radicalmente diferente de la anterior, es obvio que están naciendo formas originales de pensar, mediatizadas o producidas por tecnologías informáticas (tecnopensamientos). Y lo real, no sólo lo metafísico, se ha hecho virtual. "Estamos ante una física sin objetos, una biología sin seres vivos, una química sin sustancias". El mundo real se analiza desde su paralelo virtual. Ésa es nuestra forma de trabajo hoy. Somos netizens, ciudadanos en red. Ya medio cyborgs. Es hora de empezar a considerar una epistemología de los androides. No sabemos lo que nos depara el futuro de la computación, no podemos hablar todavía de artilectos (intelectos artificiales), existen vacíos conceptuales para los que no tenemos aún respuesta. Necesitamos pensadores audaces y brillantes, dice bien Vallverdú. Su libro, de amena y sugerente lectura, no es una historia más de la computación, ni un tratado de filosofía de la mente, de la ciencia, de la técnica, o de la inteligencia artificial. Es todo eso, en formato breve y claro, y algo más: un intento filosófico de utilizar todo ello para la comprensión del mundo contemporáneo. Quizá le falte esa conceptualización audaz y brillante que reclama, pero es comprensible debido a la labor pionera en la que se enmarca. No hay por qué adelantar teorías en el vacío, el tiempo dirá. De todos modos esto sí es filosofía actual y de futuro, con nombre misterioso aún: "Filosofía computacional".