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Tentaciones
Entrevista:EN PORTADA

The Drums: El infierno en la tierra

Hace poco más de un año ocupaban esta misma portada con su debut. Eran el fenómeno indie de la temporada, cuatro hipsters neoyorquinos de aspecto e influencias británicas a punto de darse un baño de masas en el Primavera Sound con su pop de guitarras ochentero, de arreglos minimalistas y repetitivos, melodías redondas y aires surf. Viéndolos tocar el 1 de septiembre en el madrileño Circo Price, con un miembro menos y sin bases pregrabadas, se diría que ha pasado una década. Menos juguetones, más contundentes. Y más fríos. Su líder, Johnny Pierce (29 años, Horsheads, Nueva York), otrora trasunto hiperbólico de Morrisey, cambia el histrionismo por un deje afligido y una mejor afinación ("Tenía que mirar adelante, no quedaba otra", justifica entre bastidores). Revalidan en su extraordinario y algo lúgubre segundo álbum, Portamento, la fórmula. Más simple, si cabe, y mejorada. Expansivo y consciente de los mimbres que sostienen los productos de moda, Pierce metaboliza los recelos que infunde su banda ante un arroz con bogavante cortesía de su sello.

"Mi madre me llamaba afeminado. Sería feliz si hubiera dedicado mi vida a adorar a su dios"

EP3. Arranca el disco con su última revelación: que el cielo y el infierno no existen.

Johnny Pierce. Huí de casa a los 18, pero hasta este año no he estado preparado para hablar de ello con convicción.

EP3. ¿A qué achaca esa revelación?

J. P. Mis padres regentan una iglesia pentecostal. Una versión muy loca del cristianismo, con desmayos por los pasillos y gente hablando en lenguas desconocidas. Escolarizado en casa, no conocía nada fuera del pueblo. Temía arder en las llamas del infierno. Hasta ahora no he sabido realmente en qué creo, y no es precisamente en buscar la vida eterna.

EP3. ¿Mantiene el contacto con ellos?

J. P. No creo en Dios, y tampoco en Sarah Palin.

No tenemos nada de que hablar. Creen en cosas lunáticas. De niño cantaba ante el espejo con el secador. Sí, fui esa clase de chico... Mi madre decía que era afeminado, que parara. Hubieran sido felices si hubiera dedicado mi vida a adorar a su dios.

EP3. ¿Son conscientes de su éxito?

J. P. No lo sé.

EP3. ¿Han tratado de contactarle?

J. P. Alguna vez. No estoy interesado. No firmé ningún contrato al nacer en esa familia. No entiendo a la gente que vive para sus padres, basando su vida en su aprobación. Hay quien dice: "Pero solo tienes una familia, ¿cómo puedes?". Gente que, claro, vive una situación familiar idílica.

EP3. ¿Qué aprendió del fracaso de su exbanda, Elkland, que le sirviera para esta?

J. P. No sabría decirle. Pero somos privilegiados. Algunas bandas solo consiguen que pase algo tras varios discos. Desde el primer concierto de The Drums empezó a sonar el teléfono. Decían que éramos la banda de 2010. Fue muy raro.

EP3. ¿Qué tal gestionaron la notoriedad?

J. P. Nos granjeamos enemistades. Y grandes titulares. Estábamos entusiasmados, pero no preparados.

EP3. Les acusan de imitar a The Cure o The Smiths. ¿Desmiente o valida esas críticas que Morrisey asista entusiasmado a sus conciertos?

J. P. Pocas veces no me ha decepcionado un ídolo al conocerlo. Me han ofrecido conocer a Björk, mi heroína, y tengo un dilema. Me da miedo tratarla, pero dudo de si luego me arrepentiré de no haberlo hecho.

EP3. ¿Le decepcionó Morrisey?

J. P. No, no le conocí. Es genial que aparezca en uno de nuestros conciertos teniendo en cuenta que no va a nada, pero no es nuestro objetivo. El año que viene habrá una nueva banda más guay, nada dura para siempre. Hay que seguir trabajando, aunque a nadie le sigamos pareciendo relevantes. Mientras lo sea para nosotros...

EP3. Parece que insistan en hacer una y otra vez la misma canción. ¿Declaración de principios o incapacidad para nada más?

J. P. Los Ramones hicieron una y otra vez el mismo disco. Y son una institución. De seguir un modelo, seguiría ese. Los críticos un día te aúpan y otro te hunden. Es mejor centrarse en satisfacerse a uno mismo.

EP3. ¿Qué le sugiere lo que ve en MTV?

J. P. No tengo tele. Y nunca estoy en casa. Así que poco. Pero la música pop es un lugar muy excitante porque es espantoso.

EP3. ¿Disculpe?

J. P. Lady Gaga domina esta industria y su música es espantosa. No puedo creer cuántos idiotas se tragan ese producto. Pero acabará dándonos el mejor regalo posible. Motivará una reacción: volverán las grandes bandas. Hay hambre de integridad, de algo humano. Ya está ocurriendo. Fíjese: Arcade Fire ha ganado este año en los Grammy. Estoy orgulloso de formar parte de esta época tan excitante.

EP3. ¿Haría otra canción sobre Obama?

J. P. No. Y si la hiciera, tendría que ver con

la pérdida del amor. Estoy muy pendiente de la política de EE UU. No quiero juzgar a nadie, pero toda esta gente codiciosa al final del día lo único que quiere es ser amada. Y en la búsqueda lo arruina todo.

EP3. El amor es una constante en sus letras. ¿Su naturaleza naíf es solo aparente?

J. P. Escribir sobre el amor me sigue pareciendo fascinante. En cambio, soy incapaz de identificarme con alguien que le canta a un tren de Tennessee. La necesidad de ser querido controla el mundo. Y puede convertir a la gente en maligna.

EP3. En poco tiempo ya han experimentado muchos altibajos estereotípicos del rock: estar a punto de la ruptura como banda o perder a un miembro por el camino.

J. P. Somos unos raritos muy apasionados. Antes del matrimonio las cosas son siempre divertidas, luego llegan las peleas. Pasamos por eso con Adam [Kessler, guitarrista]. Éramos grandes amigos y con la vorágine nos fuimos distanciando. Tras irse, las cosas han vuelto a funcionar.

EP3. ¿Entendió por qué se fue?

J. P. Al principio pensé: "Jódete". Ahora le daría un abrazo. Hace tiempo que no lo veo. Estaba tan poco preparado para esto como nosotros, pero a él le desbordó.

EP3. ¿Les afectó estar en el punto de mira de las revistas de moda?

J. P. El mundo de la moda se emocionó con nuestra imagen. Pero no queremos seguir posando. Quiero hablar sobre mi música, no sobre mis influencias en ropa.

EP3. Pero entraron en el juego...

J. P. Era parte del proceso de darnos a conocer. Eso se acabó.

EP3. ¿Cuándo descansa?

J. P. Eso es de perezosos. Voy a exprimir esta oportunidad. Yo sacaría un disco cada seis meses. Las vacaciones me deprimen. Esto me distrae de la realidad de la vida.

EP3. ¿Y cuál es esa realidad?

J. P. Que todos vamos a morir. Lo pienso constantemente. Me impongo este ritmo para no pensar en ello. Quizá mis compañeros me odien por arrastrarles.

EP3. ¿Qué otros tópicos del rock cultiva?

J. P. He estado de gira con bastantes bandas

que te venden esa idea de locura desenfrenada, pero tras un concierto todos hacemos lo mismo: nos vamos al hotel a dormir.

EP3. No suena muy creíble.

J. P. Bueno, hay noches divertidas y, digamos, enriquecidas. Pero tengo toda una vida por delante. Si he de engancharme a la heroína, lo haré de viejo. Aún tengo muchas canciones por escribir.

EP3. Grabaron el disco en la cocina de su apartamento sin ayuda externa. ¿Espíritu indie, delirio de grandeza o sociopatía?

J. P. Trabajar con un productor es una pesadilla. Cuando nos quedemos sin ideas, lo dejamos. Ninguno de nosotros es un gran músico, y nos esforzamos al máximo en sacar adelante cada canción. No deberíamos publicar más de cuatro discos. Cuando nos volvamos buenos en lo que hacemos, será un buen momento para abandonar.

Portamento está editado en Music As Usual.

Johnny Pierce, Connor Hanwick y Jacob Graham, la mejor banda americana británica del momento, según bromeaba la revista <i>NME.</i>
Johnny Pierce, Connor Hanwick y Jacob Graham, la mejor banda americana británica del momento, según bromeaba la revista NME.

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