Carlos Sastre dice adiós a la bicicleta

Llegado el momento de retirarse, Carlos Sastre mostró su hoja de servicios al ciclismo, su retrato de corredor perseverante y tenaz, y también decidido, ambicioso y, a pesar de todo, sorprendentemente para algunos, ganador. Nadie esperaba el verano de 2008 que Sastre ganara el Tour, ni siquiera el director de su equipo, Bjarne Riis, que confiaba más en los hermanos Schleck. Nadie esperaba, claro, que ocurriera lo que ocurrió, que Sastre atacara al pie del Alpe d'Huez y paralizara a los hermanos luxemburgueses. Al final del día se convirtió en el séptimo español que ganaba el Tour. Fue el punto culminante de una carrera de maratoniano del ciclismo, un espécimen muy castellano, que se medía en sus números: 14 años de profesional, 26 participaciones en grandes vueltas, 10 Tours, 10 Vueltas. Podios en las tres grandes, etapas en Giro y Tour... Este es Sastre, uno que da sentido al dicho ese de las apariencias que engañan.

Después de tres años de capitalización de la victoria, y tras un último tormentoso en el Geox que ganó la Vuelta con Cobo, Sastre vio claro que había llegado su momento. "He aprendido a conocer mis carencias y a explotar al máximo mis virtudes", dijo ayer en su despedida sencilla en un hotel madrileño. "No quiero convertir el ciclismo en un tema económico. Es un deporte demasiado grande para eso, es un medio de vida".