La belleza empobrecida
Muchos ciudadanos conocen Guatemala como uno de los destinos turísticos más bellos e interesantes del mundo, y lo es, pero además es un infierno en vida para miles de campesinos, víctimas de un enquistado conflicto agrario soportado desde hace décadas y acrecentado los últimos meses con graves episodios de violencia, incluido asesinatos.
Además, la presencia de grupos armados en el área de Polochic, Panzós y Alta Verapaz, en Guatemala, viene "acompañada de la inacción" del ministerio público y de la Policía Nacional Civil. Esta es la afirmación de la investigación que la Universidad Politécnica de Catalunya ha llevado a cabo a raíz del grave conflicto agrario que se vive en algunas de estas regiones. El informe de la investigación será entregado al Alto Comisionado de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en Ginebra y a los relatores especiales en Ginebra.
Una de las causas más importantes es el acaparamiento de tierras en manos de empresas por la expansión de monocultivos extensivos como la caña de azúcar o la palma africana, muchos de ellos fruto de la inversión de transnacionales destinados al agrocombustible. Lejos de mejorar la situación del campesinado, la implantación de este modelo está expulsando al pequeño campesinado de sus tierras, arrojándoles a procesos de emigración y pobreza.
Por tanto, el Gobierno de Guatemala debería de dejar de mirar para otro lado y proteger a las familias campesinas y no a las grandes haciendas, pero es claro que, además, los Estados sede de estas transnacionales tienen una grave responsabilidad, y por ello los Estados de la UE han de reconocer urgentemente sus obligaciones cuando sus empresas actúen fuera de su territorio, para evitar posibles impactos sobre el derecho a la alimentación, y que, por supuesto, utilice herramientas de control y sanción cuando estos violen este derecho.
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