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Reportaje:

Quique San Francisco desafía a las supersticiones y da el "sí, quiero"

El actor estrena junto a Cristina Gallego 'Se quieren', la misma función que tuvo que abandonar por un accidente de moto hace ahora casi 10 años

Patricia Ortega Dolz

Quique San Francisco (Madrid, 1955) ha dicho "sí, quiero" a Cristina Gallego en Se quieren, la función que tuvo que abandonar hace ahora casi 10 años tras ser embestido por un coche mientras conducía su moto. Aquel fue probablemente el momento de su intensa vida en que estuvo más cerca de la muerte, y también la ocasión en la que estuvo más cerca del matrimonio. Liberado de toda superstición y casi dos años después de su última aparición en los escenarios madrileños, Quique San Francisco reestrena mañana en el Pequeño Teatro Gran Vía, aunque esta vez no sea con su amiga y compañera del alma Amparo Larrañaga.

"La coincidencia de que el accidente me ocurriese justo cuando estaba con esta producción con Amparo en 2002, quizá pueda interpretarse como que el matrimonio y estar casi muerto pueden ser prácticamente la misma cosa, pero yo creo en el matrimonio, y en la familia y en los hijos, que quede claro", asegura, en una reflexión que deja ver su faceta de actor y la de aquel legionario que un día fue.

"La función no tiene mensaje, es tan banal como todos nosotros"
La obra se estrenó en París en 1997 y se ha mantenido en cartel hasta hoy

Se quieren es una comedia hilarante que plantea distintas relaciones y situaciones de pareja para intentar responder al interrogante de si hay vida después del matrimonio.

Vestido con chaqué, Quique San Francisco se dejaba felicitar por las calles de Madrid el otro día, junto a su compañera de reparto, la joven actriz Cristina Gallego (Cáceres, 1979), que ha tenido que prepararse el papel en tres semanas, ya que "la anterior actriz no cuajó".

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"No me siento para nada un segundo plato", dice esta joven de ojos y boca hiperexpresivos que antes que actriz fue estudiante de biblioteconomía y camarera. "Entiendo que es una comedia y tienes que tener conexión con el actor... Quique es un ente libre, vive y sobrevive bajo sus propias reglas, y para mí eso es admirable", añade la chica que fue la cara de los anuncios de Media Markt.

San Francisco, además de legionario, llegó a ser francotirador (en serio), y se le nota, porque donde pone el ojo pone la bala: "No he tenido la suerte de casarme porque no hay cojones para casarse conmigo, y no es culpa de ellas, ¿eh?, yo las entiendo", cuenta simpático con las primeras cañas de la mañana.

Ahora sus objetivos están muy claros. El primero: "Quiero conseguir estrenar esta función como es debido". Y el segundo: "Quiero librarme de la cárcel".

Aunque una vez dijo que Amparo Larrañaga era la única mujer capaz de aguantarle en el escenario, ha encontrado a un alma cándida como Cristina que, aunque dice que no sabe si está capacitada para llevar a acabo esta función y que es todo un desafío para ella, sí parece estarlo para llevar con destreza el carácter volátil de su nuevo esposo: "Ha dado con un tipo con la rotura cerebral de un ser inestable, pero yo lo último que querría es hacerla daño, nos acabamos de conocer", dice un muy tierno Quique San Francisco.

Pese a ejercer de matrimonio sobre las tablas, ninguno de los dos se ha casado ni tiene pensado hacerlo. Él, porque "ahora ya es tarde"; ella, porque le parece "un peso innecesario". Sin embargo, serían capaces de dar el "sí, quiero". San Francisco, por supuesto, por dinero: "Para casarme, para vivir con dignidad, el amor es muy bonito". Gallego, aunque tarda en responder, lo haría "por un sexo inmejorable". Definitivamente, tal para cual. Parece que este matrimonio puede funcionar.

Este espectáculo fue estrenado en Francia en 1996, protagonizado por su propio autor, Pierre Palmade, y por la actriz Michelle Laroque. Estuvo en cartel durante tres temporadas. Y fue nominado a los prestigiosos Premios Molière como mejor obra de humor.

Se quieren se estrenó después en París en 1997 -bajo el título de Ils se sont aimés- y la comedia se ha mantenido en cartelera hasta hoy.

Pero si hay alguien que pueda vendérsela al público en este momento, ese es Quique San Francisco: "La función no tiene ningún mensaje ni pollas, que es lo cojonudo, es muy banal, bastante banal de hecho, probablemente como lo somos todos nosotros, porque todos hemos pasado por muchas de las situaciones que interpretamos en esta función o por algunas muy similares: yo quiero dormir y tú me has montado un plan para ir a cenar con no sé quién y yo me cago en mi vida", explica. Y añade: "Bastante banal, ¿no?, como la vida misma".

Se quieren. Pequeño Teatro Gran Vía a partir del 14 de septiembre. Funciones: miércoles y jueves a las 21.00, viernes a las 20.00 y 22.30 y los domingos a las 19.00. 18-24 euros.

Cristina Gallego y Quique San Francisco jugando a ser marido y mujer el pasado viernes en la Iglesia de Santa Bárbara.
Cristina Gallego y Quique San Francisco jugando a ser marido y mujer el pasado viernes en la Iglesia de Santa Bárbara.CLAUDIO ÁLVAREZ

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Sobre la firma

Patricia Ortega Dolz
Es reportera de EL PAÍS desde 2001, especializada en Interior (Seguridad, Sucesos y Terrorismo). Ha desarrollado su carrera en este diario en distintas secciones: Local, Nacional, Domingo, o Revista, cultivando principalmente el género del Reportaje, ahora también audiovisual. Ha vivido en Nueva York y Shanghai y es autora de "Madrid en 20 vinos".

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