Cazorla desespera al Granada
El asturiano y Joaquín, con dos goles cada uno, firman la goleada del Málaga
El Málaga se sacudió ayer a costa del recién ascendido Granada el saco de dudas que había acumulado en la derrota contra el Sevilla en la jornada anterior.
Un gol madrugador de Cazorla, dueño absoluto del borde del área durante todo el encuentro, descargó de emoción la reanudación, 36 años después, del clásico regional andaluz. Mucho ha cambiado el fútbol desde que se jugaban los broncos derbis del Puerto de la Reina -la venta donde se encontraban las aficiones de ambos equipos en el tardofranquismo-. Mucho ha cambiado el fútbol y su entorno en estas tres décadas -para empezar, ni se soñaba entonces con el sacrilegio de jugar un lunes- y mucho ha cambiado el Málaga de los 120 millones del jeque Al-Thani desde la jornada anterior.
MÁLAGA 4 - GRANADA 0
Málaga: Willy Caballero; Gámez, Demichelis, Mathijsen, Eliseu; Toulalan, Duda (Maresca, m. 60); Joaquín (Rondón, m. 76), Buonanotte (Isco, m. 67), Cazorla; Van Nistelrooy. No utilizados: Pol; Seba, Monreal, Buonanotte y Sergio Sánchez.
Granada: Roberto; Nyom, Diakhaté, Diego Mainz, Siqueira; Yebda, Dani Benítez (Iñigo, m. 66), Martins (Romero, m. 75); Franco Jara, Uche y Abel (Mikel Rico, m. 68). No utilizados: Julio César; Rico, Mollo y Ighalo.
Árbitro: Ayza Gámez. Amonestó a Duda y Martins.
Goles: 1-0. M. 4. Cazorla. 2-0. M. 24. Joaquín. 3-0. M. 46. Cazorla. 4-0. M. 72. Joaquín.
Unos 25.000 espectadores en La Rosaleda.
Los de Pellegrini fueron ambiciosos ante un rival bisoño y falto de acoplamiento
Tras el primer tanto del centrocampista asturiano, al rematar un saque de esquina botado por Duda, los jugadores de Pellegrini ofrecieron todo un recital de seriedad e implicación colectiva, en especial en sus líneas más adelantadas.
Joaquín se convertía en el eje distribuidor por el que pasaban todos los balones de ataque, con la portería de Roberto siempre en el punto de mira, y Cazorla disparaba con peligro desde fuera del área cada vez que le llegaba un balón junto a la frontal.
El centrocampista de la selección española estuvo, además, muy activo en labores defensivas. Un balón dividido que le rebañó a Diakhaté en el centro del campo le sirvió a Van Nistelrooy para disfrutar de su mejor ocasión. El delantero holandés está necesitado de marcar, y Pellegrini lo sabe. Por eso quizá lo mantuvo en el campo durante todo el partido, pese a que hacerle jugar con Rondón todavía no acaba de funcionar en el ataque malacitano.
Mientras, los locales comenzaban a poner en marcha los automatismos que creían perdidos después del traspié en el arranque del campeonato y a acaparar la posesión, el Granada, con sus fichajes de última hora notablemente desacoplados en el dibujo de Fabri, se resignaba a que sus escasas llegadas, siempre al contraataque, murieran mansamente antes de llegar al área de Willy Caballero.
En el primer tiempo, las únicas jugadas de peligro del cuadro visitante, que se suponía que traía a la Costa del Sol un esquema de ataque, fueron un pase en el que el argelino Yebda casi consigue dejar desmarcado a Uche y un saque de falta de Benítez, el más activo de los granadinos durante toda la noche, que tuvo que atajar Caballero, bastante aburrido durante todo el partido.
En el minuto 24, Jesús Gámez, que se está revelando como un pasador nada desdeñable, sacó un córner y Joaquín, con la defensa granadina totalmente desarbolada y marcando los tiempos, cabeceó al fondo de la red del guardameta Roberto, cuya defensa sufrió ayer una pesadilla.
Tras el descanso, Cazorla lanzó una falta desde su zona natural junto a la media luna, y coló el balón con suavidad bajo una barrera que pecó de bisoñez y se levantó a destiempo. Era el tercer gol, pero no el último.
El Málaga, lleno de ambición en el estreno en su estadio un lunes por los imperativos televisivos, no renunció al ataque. En el minuto 72, el asturiano, que desesperó a los rivales, dejó a Joaquín un balón fácil, que el gaditano transformó en el cuarto gol con la pierna derecha. El resto del partido el Málaga se dedicó a jugar al ralentí con el diluido Granada.
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