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Columna
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Casi

David Trueba

La campaña electoral comienza cuando salen a la luz los primeros vídeos promocionales y las frases de gancho. El pistoletazo de salida lo dio Esteban González Pons con el juego entre promesa y deseo de crear tres millones y medio de puestos de trabajo en la próxima legislatura y un millón de nuevas empresas. Por más que la idea haya quedado sin autorizar por el propio partido, el mensaje cala, y por eso se dice. Como promesa es radiante, pero suena a algo de complicado cumplimiento. Como deseo se queda corto, porque puestos a desear, por qué no hacerlo a lo grande y ofrecer un pleno. Tantos parados, tantos puestos de trabajo, y asunto resuelto. Esperemos que tanta ilusión no genere un efecto llamada, tan criticado en otros tiempos, y corran a terminar sus pateras los que anhelan que en España se vuelva a construir a ritmos pasados.

Pero aunque esta declaración de Pons ha tenido el éxito mediático que tienen todas las salidas de tiesto, hubo otra que reflejó con mucha más solemnidad el cambio de ciclo. Preguntado por la sentencia judicial sobre la enseñanza del castellano en Cataluña, el dirigente del partido alegó que no quería polemizar con los que quizá pronto serán sus socios de gobierno y cómplices en el fomento del empleo. Es decir, que no solo le piden prestada la frase publicitaria que CIU empleó en la pasada campaña autonómica 'Empieza el cambio', sino que la promesa va en serio: aquí van a cambiar muchas cosas. Tanto que muchos sostienen que si se discutiera a partir de noviembre el Estatuto catalán no veríamos ni recurso al Constitucional, ni recogida de firmas, ni boicot al cava. Es curiosa la flexibilidad de los tiempos políticos, es tan grácil y aeróbica que más que el cambio, sería mejor decir que empieza el baile. Y puede que los cambios no terminen ahí. La presentación de la campaña olímpica madrileña abrió la rumorología sobre el tránsito de Gallardón a la política nacional, quedando Ana Botella como alcaldesa. Entonces el cambio sería fiel a una de sus características principales, permitir que todo vuelva a ser como antes. Casi.

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