Un escándalo de esclavitud laboral de discapacitados sacude China
La policía libera a 30 personas con minusvalías mentales y físicas
Cuando en 2007 se descubrió la existencia de miles de personas que habían sido forzadas a trabajar como esclavos en fábricas de ladrillos en varias provincias del centro de China, una ola de indignación recorrió el país y las autoridades lanzaron una campaña para erradicar el problema. Con un éxito relativo. Desde entonces, han surgido esporádicamente casos de esclavitud laboral en diferentes lugares de China y la situación dista mucho de haber sido resuelta, como prueba un nuevo escándalo que ha salido a la luz esta semana. La policía liberó el domingo pasado a 30 personas con discapacidades mentales y minusvalías que trabajaban en condiciones infrahumanas en hornos de ladrillos ilegales de la provincia central de Henan, según informó ayer la prensa china.
Los fabricantes habían pagado entre 33 y 55 euros por cada trabajador
Detenido el capataz de una factoría, de 14 años, acusado de azotar a los obreros
Las víctimas eran golpeadas regularmente y algunas llevaban más de siete años trabajando sin cobrar. Entre los liberados, hay ciegos y mudos. Otros, tras ser rescatados, fueron incapaces de explicar de dónde eran. La policía, que actuó gracias a un soplo, aseguró que algunos de los obreros sufren problemas mentales tan graves que no han podido aclarar su identidad. "Algunos de ellos ni siquiera pueden decir una frase entera, y no actúan como gente normal", afirmó Liu Weiming, subdirector de propaganda en Zhumadian, donde fueron rescatados 17 de los obreros, según el periódico en inglés China Daily. Un portavoz en Dengfeng, donde fueron liberados otros cinco, dijo que la policía había tenido allí los mismos problemas.
Los trabajadores fueron secuestrados o engañados en la calle y estaciones ferroviarias para sacarlos de sus pueblos, y luego fueron vendidos a los encargados de las fábricas por una cifra que oscila entre 300 y 500 yuanes (33 y 55 euros), según la cadena de televisión de Zhengzhou (capital de Henan) que ha revelado el escándalo. La policía ha detenido a ocho personas, entre ellas algunos de quienes reclutaban la mano de obra esclava y a un capataz acusado de azotar a los obreros que solo tiene 14 años.
Bai Shasha, de 23 años, un trabajador con minusvalía mental de la ciudad de Luoyang (Henan) rescatado por la policía en julio contó a la cadena que varias personas con navajas lo secuestraron en marzo pasado y después lo llevaron a fábrica, donde le pegaban regularmente con látigos y ladrillos. Los obreros eran obligados a trabajar todo el día y por la noche dormían apretujados en locales malolientes.
No es la primera vez que es descubierta mano de obra esclava en Henan, una de las provincias más pobres de China. En 2007, fueron encontradas miles de personas que trabajaban sin cobrar en hornos de ladrillos en esta provincia y la vecina Shanxi. Recibían palizas y apenas eran alimentadas. Los dueños de las fábricas operaban en algunos casos con la connivencia de las autoridades locales y la policía. El hilo que desenrolló el ovillo fue la desesperada búsqueda de un adolescente por parte de su padre.
Pese al compromiso de las autoridades de erradicar esas prácticas, han continuado surgiendo ocasionalmente debido, en parte, a la fuerte demanda de materiales de construcción creada por el boom inmobiliario que vive China. En diciembre de 2010, las autoridades cerraron una fábrica en la región occidental de Xinjiang, en la que 11 obreros -la mayoría con problemas mentales- vivían esclavizados desde hacía años. El mismo mes, Zeng Lingquan, miembro de la Conferencia Consultiva Política -órgano asesor del Parlamento chino-, y su esposa, Li Shuqiong, fueron detenidos por vender a 130 personas con minusvalías mentales.
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