Los mercados se recuperan a la espera de un guiño del BCE
La UE advierte que la banca tiene problemas para financiarse
Momento Lehman. Esa es la fórmula en boga en los mercados para decir que las cosas están rematadamente mal. Se trata de una referencia al banco estadounidense que quebró en octubre de 2008 y desató el pánico: esa bancarrota dejó el sistema literalmente congelado y obligó a los bancos centrales a inyectar montones de dinero para evitar que el huracán se llevara por delante a la banca. Europa no ha llegado al peligroso momento Lehman, pero tampoco anda muy lejos: los bancos apenas pueden financiarse a un día o acudiendo a la ventanilla del Banco Central Europeo (BCE), y el horizonte está tan plagado de minas -miedo a una segunda recesión y a una quiebra de Grecia que provoque un efecto dominó- que en cualquier instante puede suceder un accidente. Aun así, los mercados tienen a veces su propio tempo. Tras varios días de castigo y a la espera de un guiño del BCE que desatasque la situación, las Bolsas y la deuda se recuperaron ayer y dieron una alegría a los inversores, que llevan un verano de aúpa.
Los expertos no esperan una rebaja inmediata de los tipos de interés
Las Bolsas europeas suben entre el 2,8% de Madrid y el 4,2% de Milán
Alemania echó una mano por un día -con la sentencia de su tribunal constitucional, que rebaja la presión sobre la crisis de la deuda- y los mercados respondieron. Las Bolsas europeas subieron con fuerza, entre el 2,8% de Madrid y el 4,2% de Milán, y la deuda pública se relajó, en especial la italiana y la española. Los bonos del Tesoro a 10 años vuelven a estar por debajo del 5%. Esa cifra es un ligero respiro, aunque el nivel sigue siendo muy alto: las primas de riesgo italiana y española -el sobrecoste que pagan esos países con relación a Alemania- siguen claramente por encima de los 300 puntos básicos, lo que pone en peligro tanto la frágil recuperación como el equilibrio de las finanzas públicas.
Todos los ojos estarán hoy en la rueda de prensa del presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, que en los últimos meses ha dictaminado dos subidas de tipos de interés -hasta el 1,5%-, del todo inoportunas a la luz de la rápida desaceleración europea y mundial. El comisario de asuntos económicos de la UE, Olli Rehn, admitió ayer que los bancos europeos tienen enormes dificultades para financiarse y que las turbulencias están agravando la ralentización de la eurozona. "La situación es grave y no tiene sentido sostener lo contrario", dijo en lo que pareció un mensaje para los consejeros del BCE, reunidos desde anoche en Francfort.
Lo más probable es que el eurobanco no baje los tipos, e incluso es difícil que señale el camino de una rebaja en octubre. Pero los expertos prevén que el BCE revise a la baja las previsiones de crecimiento e inflación y que eso dé pie a un cambio de tono de Trichet, cuyas últimas ruedas de prensa apuntaban a nuevas subidas del precio oficial del dinero. Esa posibilidad ya no está sobre la mesa. "Ahora las expectativas pasan por futuros recortes de tipos del BCE, para bajar de nuevo al 1% en unos meses", explicó Laurence Mutkin, de Morgan Stanley. "Es poco probable un recorte en esta reunión, pero lo normal es que los halcones [partidarios de una política monetaria más dura] se retiren ante los riesgos de recesión", dijo Marie Diron, de Ernst & Young.
Pero los tipos, esta vez, son lo de menos. Trichet tiene que dar señales claras acerca de la compra de bonos, tiene que mandar un mensaje sobre la recapitalización de la banca europea y no puede obviar las amenazas de recaída en la recesión. Y tampoco puede olvidarse de la barra libre de liquidez a los bancos, cuyas dificultades despiertan serias preocupaciones en el mercado. Todo eso en su penúltima rueda de prensa como presidente: Mario Draghi se sentará en la silla de Trichet el 1 de noviembre, pero hasta entonces el presidente del BCE tiene trabajo de sobra.
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