España baila sola
La selección golea a placer a Liechtenstein y sella su pase para la cita en Ucrania y Polonia
Hay un fútbol mentiroso, bufo. Lo patrocinan la FIFA y la UEFA, que contabilizan votos y nada quieren saber de categorías, y muchas veces lo juega Liechtenstein. Otras veces los figurantes son San Marino, Malta o Bielorrusia, que lo mismo da. Son simples teloneros, animosas pandillas a las que solo les une la partida de nacimiento y que se prestan a los bolos que haga falta. Con 36.000 habitantes, menos de la cuarta parte de Logroño, el margen de mejora de Liechtenstein es nulo, pero las autoridades deportivas piensan en otros horizontes. A la opereta tuvo que contribuir anoche la selección campeona del mundo, que tramitó la romería con suficiencia, sin excesos. Sin adversario, no hay debate. Solo, un cartel engañoso para un público entregado, festivo, que brinda con lo que sea a falta de otros incentivos futbolísticos. En la capital riojana solo hubo una faena de aliño con espectadores que permitió a España clasificarse de forma matemática para la Eurocopa de Ucrania y Polonia. Ahora tiene todo un curso por delante para los ajustes que requiera Del Bosque. Anoche, en Las Gaunas, no hubo partido. En el resto de la temporada tampoco lo habrá para la selección, cuyos pretorianos pueden darse un año sabático. Bastante tendrán con otras batallas clásicas.
ESPAÑA 6 - LIECHTENSTEIN 0
España: Casillas; Sergio Ramos (Thiago, m. 54), Busquets, Albiol, Arbeloa; Xabi Alonso; Iniesta, Xavi (Cesc, m. 46), Mata; Villa y Negredo (Llorente, m. 62). No utilizados: Valdés; Domínguez, Pedro y Silva.
Liechtenstein: Jehle; Ritzberger, Martin Stocklasa, Michael Stocklasa, Rechsteiner; M. Büchel (Kieber, m. 81), Wieser (D. Hasler, m. 71); Beck (Hanselmann, m. 88), Frick, Burgmeier; y N. Hasler. No utilizados: B. Büchel; Haufmann, Erne y Christen.
Goles: 1-0. M. 33. Negredo. 2-0. M. 37. Negredo. 3-0. M. 44. Xavi. 4-0. M. 52. Sergio Ramos. 5-0. M. 59. Villa. 6-0. M. 79. Villa.
Árbitro: Harald Lechner (Austria). Amonestó a Burgmeier.
Unos 15.000 espectadores en Las Gaunas.
Con Liechtenstein en la barricada, España se tomó el teatrillo con paciencia. Hay rivales, como el de ayer, que se vencen solos. Con la mirada de Xavi, Alonso o Iniesta, por ejemplo. Todo es cuestión de tiempo, el que tardó Negredo en embocar por dos veces. O Xavi en ajustar el periscopio en el lanzamiento de una falta. O Sergio Ramos en marcar casi sin querer. O Villa en convertirse en el internacional que en más partidos ha marcado con España (en 36 por 35 Raúl). En encuentros así no hay juego; hay goles, solo goles. Los que equipos como España estén dispuestos a gestionar. Con Mata de agitador y Negredo afinado, suficiente para abrir la ruta y luego dar paso a la pachanga y los arabescos de unos y otros.
Citas como la de Logroño son partidos sin medida, sin cuajo para concluir si suplentes como Albiol o Arbeloa tienen hueso en este equipo o si Busquets tiene recorrido como central de urgencia. Como Del Bosque no quiere sobresaltos, prudente como es, tampoco concedió la alternativa a Montoya, Botía o Domínguez (los dos primeros ni siquiera estuvieron en el banquillo). Su convocatoria solo ha tenido que ver con la convivencia, no con el fútbol. Hasta Ucrania y Polonia tendrán vuelo. No hay más alicientes y España necesita defensas, una línea deforestada desde que el fútbol español ha metabolizado que en la mejor aventura de su historia tan solo crecen los enanos.
Lo único experimental para Del Bosque fue remar con Thiago casi como lateral derecho o con Xabi Alonso por esa orilla en el tramo final. De paso, con su estreno en un partido oficial, el hijo de Mazinho ya no podrá flirtear con Brasil. La selección española es su destino. Otro ilustrado para una posición rebosante. Lo contrario que en la zaga, donde no hay mucho cesto cuando faltan Piqué y Puyol. Una cuenta pendiente para Del Bosque, que tendrá que afinar la lupa.
Gol a gol, la selección pasó la noche a la bartola, sin exigencia alguna. Salvo para el técnico, al que el público reclamó con insistencia a Llorente, un chico de la tierra. Hubo concesión (Fernando Torres, extraviado desde hace tiempo, se quedó en la tribuna) y la gente bien que se lo agradeció al seleccionador. Para entonces, España ya ganaba por 5-0 sin atarse las botas mientras los chicos de Liechtenstein asistían, con la mayor aplicación posible, a la lección. En verdad, España bailó sola toda la noche. Se divirtió lo que quiso y se tapó lo necesario. Logroño aplaudió, no hubo rasguños y el equipo hizo sus deberes: durante 10 días hubo concilio Barça-Madrid y la plaza en la Eurocopa de 2012 ya está asegurada. El primero, un reto mucho más complicado que la parodia con Liechtenstein.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.