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Convergència i Unió frena las aspiraciones de Oriol Pujol en el Congreso

La dirección de Convergència i Unió (CiU) ha frenado, por segunda vez, las aspiraciones políticas del secretario general adjunto, Oriol Pujol. El hijo del expresidente Jordi Pujol intentó en su día ser consejero de la Generalitat en la actual legislatura; no lo consiguió. Hace un mes se postuló para ir como número dos en las listas de CiU al Congreso de los Diputados en las elecciones del próximo 20 de noviembre. Ayer el propio Pujol lo descartó y aseguró que la "prioridad" es el partido.

Pujol se ofreció a principios de agosto para ir en el segundo puesto de las listas de CiU en los comicios generales, justo por detrás de Josep Antoni Duran Lleida. Estas intenciones no agradaron al líder de Unió Democràtica. Los perfiles de ambos políticos son muy distintos. Mientras que Pujol se declara soberanista, Duran es un pragmático defensor de una política pactista en Madrid.El deseo del presidente del grupo parlamentario de CiU, Oriol Pujol, era superar las tareas puramente orgánicas del partido para pasar a asumir un papel más activo políticamente y más notorio. Una de las opciones era colocar a Pujol de segundo de Josep Antoni Duran Lleida en el Congreso, operación que debía ayudar a Convergència Democràtica (CDC) a equilibrar el peso que tiene Duran en Madrid, donde el protagonismo de CDC es secundario.

La candidatura de Pujol tuvo una buena acogida en el partido y rápidamente se creó un grupo de apoyo en Facebook para que el secretario general adjunto fuera de número dos en Madrid. Los consejeros de Interior, Felip Puig; de Educación, Irene Rigau, y el de Bienestar Social, Josep Lluís Cleries, dieron su apoyo a Pujol a través de esta red social. Una vez descartada, será el consejo nacional de CiU el que decida el próximo 8 de octubre tanto las listas a las elecciones generales como el programa electoral.

Pero ante el revuelo de estos días con la reforma constitucional a las puertas de unas elecciones y de un más que probable cambio de Gobierno en la Moncloa, CiU no quiere mostrar fisuras. La federación se ha mostrado compacta ante las polémicas desatadas por los duros recortes en educación y sanidad y la crisis por la renta mínima.

Es momento de apaciguar ánimos y después de una conversación con Artur Mas, Pujol reconoció que ahora "toca trabajar por el partido". Pero le queda como compensación saber que sustituirá a Mas en el cargo de secretario general, en el Congreso que el partido celebrará el próximo año. Ayer Pujol quitó importancia al hecho de haberse postulado al cargo y, en tono bromista, aseguró: "la predisposición es una actitud muy extendida en CiU que nos inculcan desde pequeños".

Este es el segundo revés que recibe el hijo del expresidente de la Generalitat, que esperaba ser consejero durante esta legislatura. Pero el pasado octubre, después de los comicios autonómicos, tuvo que renunciar a esta aspiración, esperando ser útil ya fuera en el partido, en el Parlamento o en Madrid.

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Por otra parte, Pujol no consideró que la polémica por el cuestionamiento del modelo de inmersión lingüística esté haciendo mella en las relaciones entre CiU y PP. Los nacionalistas no se pueden permitir el lujo de perder compañeros de viaje en esta legislatura, sobre todo cuando todo apunta a que también se tengan que entender con los populares en Madrid. Pujol se mostró dispuesto a volver a pactar los presupuestos de 2012 con el PP "si no se meten en el mismo cesto la lengua y el dinero" y en la negociación no se pone sobre la mesa el tema del bilingüismo.

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