Calderón dirige el baile
El base extremeño desata la exhibición de los de Scariolo ante Lituania, que solo pudo maquillar el marcador al final
"Son los mejores, lo hemos dicho muchas veces". Las palabras del líder espiritual de la selección lituana, Sarunas Jasikevicius, en la víspera del encuentro resultaron premonitorias. España firmó una lección magistral en el Cido Arena de Panevezys bajo el timón de José Manuel Calderón.
Tras unos partidos de fogueo y rodaje, llegaba el primer encuentro de quilates para los anfitriones. Llegaba la campeona de Europa. Llegaba España. Y la entusiasta marea verde encabezada por el tótem Sabonis, que asistía a la cita desde la primera fila de la grada, se esmeraba en alentar a los suyos en busca del primer golpe en la mesa. Pero un genio con nombre propio alteró el guion: Calderón.
Los focos apuntaban a Pau Gasol y Valanciunas como cabezas de cartel. Un duelo en las alturas para publicitar una velada con tintes de final anticipada. "Hay que explotar el juego interior", había apuntado Pau focalizando el poderío español en la pintura. España se acurrucaba en torno a sus torres y un 22% en triples afeaba sus estadísticas en el torneo.
En su mejor versión, interpretó cada ataque como un manual de gestión de grupos
Pero el inicio del choque desmintió todos los números y encumbró a Calderón. El primer balón al aire cayó en sus manos y la primera canasta fue suya. Un triple que descorchó la exhibición española y subrayó los galones de Calde. Intenso en la dirección, febril en el lanzamiento, el base extremeño lideró las operaciones frente a una abrumada selección lituana. Doce puntos, cuatro rebotes y cuatro asistencias dieron lustre a su hoja de servicios.
Recuperando su mejor versión a los mandos de la selección, interpretó cada ataque como un manual de gestión de grupos. Cuidando la pelota -solo dos pérdidas en el primer tiempo, solo cuatro al final-, repartiendo regalos y afinando la muñeca. A su ritmo despertó el alicaído perímetro español (10 de 16 en el primer tiempo para un 63%) y bajo su mando el cuadro de Scariolo firmó su mejor coreografía en lo que va de torneo.
Los lituanos habían reservado todos sus grilletes para los hermanos Gasol y la batuta de Calderón les rompió en pedazos su libro de instrucciones para desactivar a España. Navarro recuperó el pulso, con 22 puntos, e Ibaka destapó su tarro de las esencias, con 15 puntos y nueve rebotes.
Un 46-74 en el marcador a 5m 21s para el final del tercer cuarto ponía cifras al baile, acallando al entusiasta público lituano y ruborizando a la tropa de Kestutis Kemzura, que apenas pudo maquillar el desaguisado en los minutos de la basura. Ahí obtuvo un respiro Calderón. Con la sensación del deber cumplido puso rumbo al banquillo. Scariolo lo condura con la delicadeza de quien maneja un material excepcional.
El año pasado se cayó de la lista para el Mundial de Turquía tras una inoportuna lesión muscular en el último partido de preparación ante Estados Unidos. Era su segunda ausencia consecutiva, puesto que el anterior había renunciado a participar en el Europeo de Polonia también por problemas físicos. La selección le esperaba y anoche en Lituania volvió el mejor director de orquesta: José Manuel Calderón.
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