Elijan a Incitatus
Calígula despreciaba tanto al Senado que amenazó con convertir a su caballo en cónsul. Probablemente el emperador romano se sentiría resarcido por el número de vaivenes que ha sufrido el proyecto de ley de austeridad italiano por valor de 45.500 millones de euros a medida que avanza en la Cámara Alta del Parlamento. En temas como el de las reformas de las pensiones o del impuesto sobre las rentas más altas se han anunciado planes y se han desechado en cuestión de días. Semejante incertidumbre envía una señal preocupante de que los políticos todavía no han entendido la gravedad de la situación del país.
Hay un doble peligro. Para equilibrar prácticamente el presupuesto del país hacia finales de 2013, el paquete debería ascender a 45.500 millones de euros, pero puede que las cifras carezcan de credibilidad si dependen demasiado de la vaga promesa de una restricción fiscal. A largo plazo el riesgo es que Italia no esté aplicando las reformas que necesita para ayudarla a salir de debajo del fardo de la deuda, que alcanza aproximadamente el 120% de su producto interior bruto. El actual paquete de austeridad incluye reformas serias, particularmente en el mercado laboral, que deben ponerse en marcha, así como otras muchas. Los costes de la Seguridad Social deben aligerarse y la desigualdad entre los trabajadores fijos y los temporales debe eliminarse.
Todavía no cunde el pánico en los mercados. Nadie espera que Italia haga reformas de la noche a la mañana. La compra de bonos por parte del Banco Central Europeo (BCE) ha mantenido la rentabilidad en cerca del 5%. Pero está reduciendo sus compras, y la subasta de deuda italiana de esta semana solo recibió una tibia acogida.
El hecho de dejar de comprar bonos por completo podría resultar perjudicial. Los bancos y las empresas italianas necesitan emitir deuda en los mercados. Pero puede que el BCE tenga que seguir manteniendo la presión sobre ellos. Podría permitir que la rentabilidad fluctúe con más libertad, digamos que por debajo del 6%, pero es un coste adicional significativo para el presupuesto italiano teniendo en cuenta el tamaño de su deuda.
Eso podría resultar arriesgado. Pero el BCE debe elegir entre comprar menos deuda en los próximos meses o mucha más si más adelante la situación de Italia degenera en una crisis de vida o muerte para la eurozona. -
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