Los festivales cobran y menguan
Los certámenes de música capean con imaginación los recortes por la crisis
El que pasa por ser el decano de los festivales gratuitos españoles de música, el Zaidín Rock, en Granada, va a comenzar el próximo jueves su 31ª edición, después de no pocas reuniones y polémicas, y lo va a hacer traicionando su filosofía. Por primera vez en tres décadas se va a cobrar una entrada que, si bien es casi simbólica (5 euros con consumición), supone un "retroceso importante" para la cita, en opinión de uno de sus fundadores, el exconcejal socialista Isidro Olgoso.
La asociación de vecinos del Zaidín, organizadora oficial y principal impulsora, ha tenido que recurrir al cobro tras el recorte público de la financiación y la merma de patrocinadores.
El más popular de los festivales granadinos vive una situación que no es ajena a otras citas musicales en Andalucía, especialmente las que aglutinan al público más joven.
El Zaidín Rock costará cinco euros por primera vez en tres décadas
El Parapanda Folk, de Íllora, reduce su duración de cinco a tres días
El Ayuntamiento de la capital (PP) ha rebajado su aportación desde 2008 en un 70%, recuerda el PSOE, que le acusa de poner "zancadillas constantes" a la organización que tiene que asumir gran parte del coste de los conciertos gratuitos. IU se suma a las críticas y cree que la intención del Consistorio es "cargárselo". También hay voces que apuntan a que la financiación pública sea para festivales gratuitos solo en el caso de promocionar a grupos noveles, aunque ese es otro debate.
El festival del Zaidín es principalmente de bandas granadinas, algunas ya consolidadas, pero también lleva a Loquillo y Mago de Oz como platos fuertes en esta edición.
Al problema de la financiación se suma en el caso del Zaidín el de la localización. El crecimiento del barrio está dejando sin posibles ubicaciones al festival, que en los últimos años ha adquirido, a su pesar, un carácter itinerante. Este año los conciertos se van a desarrollar en unos terrenos del Parque Tecnológico de Ciencias de la Salud (PTS). Sin embargo, este emplazamiento nace con fecha de caducidad por su proximidad al nuevo hospital. Para la edición de 201 sería conveniente hallar un espacio "definitivo", dice el presidente de la asociación, Antonio Ruiz.
Lo cierto es que el Zaidín Rock se ha acostumbrado a convivir con los problemas casi desde su nacimiento. En la cuarta edición del festival, Manolo García, entonces en El Último de la Fila, pasó una noche en comisaría después de que un vecino lo denunciara por blasfemias al final de la actuación.
El Parapanda Folk, en Íllora, ha restringido a tres días el festival, cuando llegó incluso a durar diez, aunque la media era de cinco. Otras citas como la de jazz de Almuñécar, consolidada y con buen cartel, ha reducido alrededor de un 30% el presupuesto lo que conlleva que los artistas también cobren menos, reconocen fuentes de la organización.
Las dificultades que atraviesan decenas y decenas de citas por toda la región se traduce también en una búsqueda más intensa de fondos. El Instituto Andaluz de la Juventud reconoce haber recibido más solicitudes de subvenciones que años atrás por parte tanto de entidades locales como de asociaciones juveniles.
En el peor de los casos llega la suspensión del festival, como en el caso del PlayMusic Fest, que debió comenzar ayer en Níjar (Almería) o el Alamedeando, de Sevilla, que no tendrá cuarta edición.
Pero el panorama no solo ofrece malas noticias. Los días 7 y 8 de octubre regrresa a Jerez el Festival de Música Serie Z, que cerró hace ocho años por falta de apoyo. También en esa ciudad se celebra el festival Creamfields, que emigró de Almería y que, novedad en estos días, ha pasado de uno a dos días.
El promotor musical Francis Cubero, que durante años organizó el mítico Espárrago Rock, reconoce que la dificultad de encontrar patrocinios es cada vez mayor y apela a la imaginación Cubero pone de ejemplo el festival Territorios Sevilla celebrado el pasado mayo. Sufrió un recorte del 50% de ayudas públicas, se barajó incluso la suspensión pero al final se celebró y superó las expectativas.
Precisamente el Espárrago Rock ha recalado en Huétor Tájar en una versión más modesta después de pasar por Granada y Jerez, de donde desapareció por las inundaciones del año 2000. Ahora se llama la fiesta del Espárrago Verde y ha cumplido ya su octava edición.
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