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Reportaje:ATLETIMSO | Mundiales de Daegu

Locos por Bolt

Un estadio plagado de adolescentes se rinde al 'show' del jamaicano

Carlos Arribas

Como para que el estadio de Daegu no salga vacío de público por la tele, los organizadores han llevado a todos los escolares que han podido, que de atletismo entenderán poco pero de animar saben lo suyo. El detalle ha complacido a Usain Bolt, uno que las horas posteriores a su ignominiosa salida nula intentó pasar desapercibido llamando la atención con una camiseta a modo de turbante, solo los ojos visibles.

Así que, en su regreso al estadio para las series y semifinales de los 200 metros, no le costó al gigante jamaicano rendirse ante el estruendo de chirriantes chillidos de quinceañeras que convirtieron el Mundial súbitamente en un concierto de los Jonas Brothers o de quien sea el ídolo actual. Para ellas hizo sus poses, dio unos pasos de dancehall, imitó a un boxeador. Para los puristas del atletismo, que alguno habría, ejecutó dos sesiones de jogging rápido: bueno, a medias, 100 metros, los de la curva, a tope, control a la salida y trote ligero hasta la meta. 20,30s por la mañana, 20,31s en semifinales. No gran cosa, pero sí los mejores tiempos de los participantes, quienes, incluidos los dos que se prevé más duros rivales, Lemaitre y Dix, parecieron estar a años luz del rayo jamaicano.

Un detalle le traicionó: fue el más rápido en la pista y el más lento en los tacos
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Pese a todos sus esfuerzos por hacer ver que nada había cambiado, un detalle le traicionó: al igual que fue el más rápido en la pista, también fue el más lento en los tacos, de los que no se movió hasta estar bien seguro de que era el último que lo hacía: su tiempo de reacción matinal fue escandalosamente lento (314 milésimas de segundo, un tercio de segundo, lo nunca visto), mientras que por la tarde fue simplemente pésimo (207 milésimas).

Entre tanto chillido, las adolescentes se perdieron unos cuantos detalles que dicen tanto del estado del atletismo como los shows de Bolt. Seguramente no apreciarían la soledad de Caster Semenya, quien vuelve a ser tan dominante como lo fue en Berlín -difícil que se le escape un segundo oro en los 800-, y a quien las rivales ni saludaron tras su exhibición en su semifinal; tampoco quizás observarían cómo Sudáfrica ganaba la plata en el 4x400 -ganó EE UU- sin contar en su cuarteto con el amputado Pistorius, quien sí que corrió la semifinal, por lo que subirá hoy al podio; ni mucho menos se deleitarían viendo a la mínima keniana Cheruiyot sumar el oro en 5.000 al conseguido en los 10.000. Fue el único doblete del Mundial, ya que Carmelita Jeter, ganadora de los 100, sucumbió ante la jamaicana Verónica Campbell Brown, en 200. Es el primer Mundial en 200 de la campeona olímpica, quien evitó que Allyson Felix lo ganara por cuarta vez.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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