Hélène Rochas, epítome de la elegancia parisiense

Hélène Rochas, con su mirada azul intensa y su belleza delicada, encarnó el chic parisiense de los años cuarenta y cincuenta y se mantuvo a lo largo de toda su vida como un modelo de elegancia. Apodada "la pantera sofisticada" por la prensa estadounidense, la francesa fue también una gran empresaria que supo expandir el negocio que heredó de su marido, Marcel Rochas, fundador de la firma de perfumes del mismo nombre. A sus 84 años, falleció a principios del mes pasado en París. El ministro de cultura francés, Frédéric Mitterrand, rindió homenaje a "la última musa de los grandes modistas y de los medios artísticos de la postguerra".

Nacida en 1927, fue alumna de la escuela de baile de la Ópera -que describió más adelante como una "escuela de crueldad"- pero empezó su carrera como maniquí. Conoció a Rochas cuando era todavía menor de edad: ella tenía 17 años y él 42. "Tiene cara de llevar sombrero", le dijo el que era entonces uno de los mayores diseñadores y perfumistas de la época, al acercarse a ella en el metro. Un año después, se convirtió en la esposa, y a lo largo de los años también en la musa, del fundador de la casa de perfumes Rochas. Este le dedicó su flagrancia Femme por su aniversario de boda.

A la muerte de su marido, en 1955, Hélène Rochas tomó las riendas de la firma, convirtiéndose a los 28 años en la más joven directora de empresa de Francia. Una vez a la cabeza de la firma, lanzó una línea de productos cosméticos. A lo largo de la década de los sesenta, presidió la internacionalización de la empresa y marcó varios hitos, como la creación, en 1960, del perfume Madame Rochas, que se conviertiría en un éxito inmediato. En 1969 lanzó Monsieur, pero fue un año después cuando comercializó uno de los grandes clásicos de la perfumería contemporánea: la célebre colonia fresca Eau de Rochas. Aprovechando la estela de sus sus fulgurantes triunfos, en 1971 vendió la firma al grupo Protect & Gamble, sus actuales propietarios. Sin embargo, entre 1985 y 1989 fue contratada como consultora de la empresa que había dirigido con éxito tan notable.

Al margen de su carrera de empresaria y perfumista, Hélène Rochas se convirtió en un personaje asiduo al mundillo artístico y en anfitriona de las sofisticadas fiestas del París más selecto. Era amiga de la escritora Françoise Sagan y del modisto Yves Saint-Laurent y fue retratada por Andy Wahrol en 1975. Modelo de elegancia, parte de su encanto residía en su naturalidad.