Benneteau tumba al huracán y a Almagro

Fue una auténtica pesadilla. El sábado por la noche, tras disputar nueve partidos en ocho días, el francés Julien Benneteau decidió conducir nueve horas para cubrir el trayecto entre Winston Salem y Nueva York. No contó con la llegada del huracán Irene. Fueron nueve horas bajo la lluvia. Minutos pasados en compañía de su entrenador, que sufre claustrofobia y luchaba por respirar y no mojarse abriendo la ventanilla en medio del aguacero. Una eternidad buscando un hotel entre los chasquidos del viento. La tormenta, sin embargo, precedió a la calma: Benneteau llegó a Nueva York agotado, pero se enfrentó a Nicolás Almagro, el décimo jugador mundial y el séptimo mejor en 2011, y le despidió en la primera ronda por 6-2, 6-4 y 6-3.

"Son dos palos", se lamentó Almagro, que también se marchó a las primeras de cambio de Roland Garros. "He hecho un partido muy flojo", reconoció el pupilo de José Perlas, que solo aprovechó una de las 13 bolas de rotura de que dispuso; "me toca reflexionar".

"Nico", matizó Albert Costa, el seleccionador español de la Copa Davis, atento a su partido, "ha acabado afectado, pero esto no es más que un accidente. Este año ha logrado una gran progresión mental que debe asentar. Es el momento de que dé el salto porque tiene la posibilidad de ir a la Copa de Maestros".

Ese objetivo, goloso premio a una buena temporada, se aleja cada vez más del sueco Soderling, el número seis, que se retiró sin haber jugado y que no compite desde julio. Le dolían el estómago y la cabeza. Un virus, dijo. Peor, más raro y misterioso fue lo que obligó a Venus Williams a abandonar: "Me han diagnosticado el síndrome de Sjögren, una enfermedad autoinmune", dijo la exnúmero uno; "me causa fatiga y dolor. Desearía continuar, pero no puedo".