La estadística del paro no casa en Galicia
"Según los registros de los servicios públicos de empleo a fecha 31 de marzo, 211.484 gallegos y gallegas se encuentran en paro. Estos son los datos oficiales. Pero esta cifra podría incrementarse hasta a los 230.450 parados de tenerse en cuenta también a aquellas personas que se encuentran realizando cursos de formación o a las que fijan alguna condición específica para aceptar un empleo. Solo yendo con la verdad por delante, por muy dura que esta resulte, podremos contribuir a generar confianza en el Gobierno y en las instituciones, algo que resulta imprescindible para afrontar la recuperación económica". Discurso de investidura de Alberto Núñez Feijóo el 14 de abril de 2009.
Feijóo miente al decir que alguien que está en un programa de orientación está en uno de formación
Si en la actualidad el señor Feijóo hubiera tenido que hacer el discurso, los datos que daría serían diferentes. Habría 223.000 parados registrados, 11.516 más. Pero el número se incrementaría hasta 258.629 si, haciendo caso a lo que decía en su discurso, contabilizamos a las personas desempleadas que no computan en el paro registrado: 28.179 más. El paro registrado se incrementó en un 5,4% y los parados que no cuentan en un 87,9%. Resulta curioso: o bien se cambió el procedimiento de cómputo del paro registrado o bien se cambiaron los procedimientos de clasificación de los parados.
En los últimos seis meses, entre febrero y julio, el promedio de los demandantes considerados no ocupados que no cuentan para el paro registrado aumentó en Galicia en 1.801 personas, un 24,1% sobre el año anterior. Los parados registrados crecieron un 5,9%. Las políticas del señor Feijóo no consiguen que el paro no se incremente, sino que muchos no cuenten en el paro registrado. Feijóo va a tener que reconocer, más pronto que tarde, que el desempleo creció escandalosamente en sus dos años de Gobierno.
En ese mismo período, en el conjunto del Estado el paro creció un 3,7% y los demandantes no ocupados que no computan, un 8,9%, sin incluir los eventuales agrarios de Andalucía y Extremadura, porque con ellos el aumento sería de un 3%. En Galicia, aunque se incrementa en dos puntos el paro registrado, lo que más aumenta en relación con las demás comunidades son esos demandantes que no cuentan, que tienen una variación de 15,1 puntos, casi tres veces más.
¿Cómo consiguió Feijóo esto? El procedimiento es sencillo, consiste en hacer lo contrario a lo que había preconizado en su investidura. En vez de ir con la verdad por delante, decir mentiras. Estableció un programa de orientación para jóvenes parados y para aquellos parados de larga duración que no habían recibido servicios. Este programa no aportaba nada nuevo al procedimiento establecido para clasificar al conjunto de los demandantes, pero se inventó una suspensión específica para los que estaban incluidos en él. Mintió a los sindicatos con los que pactó el programa diciéndoles que la suspensión por orientación no suponía ninguna variación de los datos del paro registrado.
La segunda mentira consistía en poner en los registros que se enviaban a Madrid de estos demandantes que estaban suspendidos por asistir a cursos de formación. Estos, de ser su primer empleo, no computan para el paro registrado. Inventa una clave de suspensión en Galicia, suspensión por orientación, para decir a Madrid que la causa de suspensión es una común, suspensión por formación. Como están suspendidos, la mentira tiene consistencia, aunque resulta difícil de creer que con un 14% menos de presupuesto de formación se multiplique de esta forma los alumnos de cursos.
El pasado sábado, este periódico hacía una entrevista a una demandante que aparecía suspendida por orientación en el sistema de la Xunta y por formación en el sistema estatal. Esa es la mentira: miente a la demandante, miente al servicio estatal, miente a todos los ciudadanos al decir que alguien que está en un programa de orientación está en uno de formación. Feijóo tenía razón al decir que es preciso ir con la verdad por delante para afrontar la recuperación económica. Como consecuencia de no hacerlo, Galicia se ha hundido más en el pozo de la crisis. Pero a Feijóo no le importa la recuperación económica, le importan los votos que, con la mentira, pueda aportar al PP. Su ética son los votos, ya lo dijo.
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