"Me voy siendo hincha del Atlético"
Forlán, ya futbolista del Inter, se despide con elegancia y llega Pizzi,cedido por el Braga
A diferencia de Agüero, Forlán siempre resultó sospechoso para la directiva del Atlético. Las dificultades que encontró en el verano de 2009, cuando renovó su contrato hasta 2013 siendo el icono rojiblanco del momento, dieron inicio a una relación agria con el consejero delegado, Miguel Ángel Gil Marín. El futbolista no entendía la lentitud en el acuerdo pese al interés del Barcelona por ficharle, su condición de dos veces bota de oro y el hecho de haber metido casi él solo al equipo en la Champions. Gil Marín prefería al Kun por su proyección y su maleabilidad. "Se llevan nueve años de diferencia. Forlán lee a Vargas Llosa y es muy independiente. A Agüero hay que explicarle quién fue Hitler o en qué consiste el trabajo de un cirujano. Dentro del campo se entienden, pero fuera no tienen nada que ver. Son como el agua y el aceite... Uno es un hombre y el otro un niño", recuerdan en el Calderón.
Dos años después de aquellas negociaciones interminables, el delantero uruguayo -una Liga Europa, una Supercopa europea y 96 goles en 198 partidos como rojiblanco, aparte de ganar la Copa América con su selección y ser elegido el mejor jugador del Mundial de Sudáfrica 2010- abandonó ayer el Atlético. Aunque quería continuar, se le facilitó la salida porque, según Gil Marín, "no pensaba en el club" y para ahorrarse su ficha, de 4,5 millones de euros netos anuales. Pese a que su cláusula de rescisión era de 36 millones, el Inter lo compró por cinco, 16 menos que los que pagó la escuadra del Manzanares al Villarreal en 2007.
"Fueron cuatro años de victorias y derrotas. Lo vivido aquí fue increíble. Cada vez que escuchaba el grito de '¡uruguayo!' desde la grada... No lo podré olvidar nunca. Aunque tuve mis aciertos y desaciertos, mis equivocaciones, como cuando dije que no besaría el escudo. Soy un hombre y no me arrepiento de nada, pero lo más importante es el sentimiento que a uno le queda. Me voy siendo hincha del Atlético". Así se despidió Forlán, que, a sus 32 años, firmó por dos temporadas con opción a una tercera como neroazzurro, en un acto organizado a toda prisa.
El adiós oficial estuvo a punto de no realizarse porque el Atlético, una vez acordado el finiquito, cuatro millones. se resistía a pagar a Forlán los meses de julio y agosto. Aun así, el charrúa tuvo su despedida -al contrario que Agüero y De Gea- y se marchó sin cargar contra la directiva. "No cambiaría nada de estos años. En mi persona, los meses malos están en el olvido", zanjó antes de salir corriendo hacia el aeropuerto de Barajas, donde le esperaba un avión con destino a Milán.
Un año y dos días después de levantar la Supercopa europea en Montecarlo, solo cinco futbolistas continúan en el Atlético de los 14 que participaron en aquel éxito, precisamente ante el Inter: Perea, Godín, Domínguez, Assunção y Reyes. El resto, incluidos los suplentes aquella noche de verano -Jurado, Fran Mérida y Camacho- han mudado de camiseta. El último en irse ha sido Forlán.
Por El Cachabacha llega Pizzi, extremo portugués de 21 años cedido hasta enero por el Braga, al que el día antes el Atlético cedió a Mérida. "Una vez más hemos desmantelado la plantilla casi al completo. Con la llegada de Pizzi, y a falta de cerrar la de Diego, mediapunta brasileño del Wolfsburgo, ya llevamos 10 altas [la media desde el doblete de 1996 es de 14]... Esperemos que esto no nos pase factura", reflexiona un alto cargo.
Si Pizzi continuase pasado el invierno, el Atlético debería pagar 15 millones al Braga, pero el 50% de ese dinero lo pondría un fondo de inversión como en los casos de Elías y Silvio. A todos ellos les representa Jorge Mendes. El fondo en cuestión sería Quality Sports Investment, especializado en futbolistas y con el respaldo de CAA Sports International, en el que el propio Mendes y Peter Kenyon, exdirectivo del Chelsea y el Manchester United, ejercen como consultores.
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