_
_
_
_
Reportaje:

La mejor defensa es un buen ataque

Falto de centrales, el Barça se mide a un fiero Oporto en la final de la Supercopa

Ramon Besa

Hay duelos que por su momento, liturgia y magnitud dimensionan al menor de los torneos, tienen vida por sí solos, porque desde el punto de vista del aspirante está en juego la jerarquía del fútbol mientras que al campeón le sirven para subrayar en días laborables de la pretemporada la autoridad ganada en fechas solemnes del curso pasado. El último ejemplo sería la Supercopa española que el Barça le ganó al Madrid. Y por otra parte se dan confrontaciones cuya grandeza viene subrayada, sobre todo, por la marca de la competición, como la Supercopa de Europa, que enfrenta al titular de la Champions con el de la Liga Europa. La última edición, que como es costumbre se celebra en el estadio Louis II de Mónaco, la disputan hoy el propio Barcelona y el Oporto, cabezas de serie de la próxima Champions, circunstancia que aumenta el rango y prestigio del partido.

Más información
Messi agranda su colección de trofeos

La victoria contra el Madrid tiene precisamente una doble lectura para el Barça con vistas al encuentro con el Oporto. Aumenta su autoestima y le exige que asuma la condición de favorito en cualquier cita, también frente a un contrario muy importante como el campeón portugués, ganador de seis de los últimos siete títulos que ha disputado, invicto en la última Liga, goleador contra el Villarreal en Europa, capaz de reinventarse y mantener la competitividad cada año aun cuando es uno de los máximos proveedores del mercado de fichajes: ha ingresado 350 millones desde la partida de Mourinho y de futbolistas como Deco, Carvalho y Pepe. Ahora acaba de vender a su entrenador Villas Boas al Chelsea y a su goleador Falcao al Atlético (73 goles en 88 partidos) y, sin embargo, no ha perdido empaque ni crédito, sino que se mantiene como un equipo de máximo nivel.

"El Oporto hace cosas futbolísticamente que ya nos gustaría hacer a nosotros", advierte Guardiola, para remarcar el cartel del campeón portugués. "Es un equipo muy fuerte, organizado y trabajado, bueno en la estrategia, que juega estupendamente y con intención, no hace nada porque sí". Escarmentados por la derrota en la final de 2006 con el Sevilla, la que marcó la decadencia de Ronaldinho, el discurso del equipo de Guardiola es hoy el mismo que cuando alcanzó el título en 2009. La humildad se conjuga con el elogio al rival y la confianza en el propio plantel, mezcla que provoca admiración y también perplejidad en el auditorio, que a veces le acusa de falsa modestia. "No somos invencibles. Ni estamos aquí para contar títulos", asevera el técnico, que suma 11 sobre 14, "ni para comentar si vamos a marcar una era, cosa que ya se verá con el tiempo y la opinión de la gente".

"Hay que jugar las finales pensando que no volverás nunca más, conviene disfrutarla y al mismo tiempo sufrirla, porque es una ocasión única e irrepetible", remacha el entrenador del Barça. "A medida que vas ganando partidos, cuesta más repetir las victorias, resulta más difícil. Yo siempre he tenido plantillas de escándalo, de manera que la actual tiene que demostrar que es mejor que las anteriores". Los jugadores insistieron en el mensaje de Guardiola. A Pedro, la Supercopa le provoca "recuerdos inolvidables", por su gol contra el Shakthar, y estimula su deseo "de volver a jugar para ganar". Y Cesc, la novedad del cuadro azulgrana, argumenta: "Me ha sorprendido la humildad del equipo, su capacidad para ir todos a una, tras tantos trofeos", subrayó el excapitán del Arsenal, que agregó: "Me lo han puesto muy fácil para cumplir mi objetivo de mejorar, competir y ganar".

Cesc, y también Alexis, ayudarán a enfocar mejor la portería contraria después de que el equipo se haya quedado sin centrales naturales por las lesiones de Puyol y Piqué, ausencias a las que Guardiola procura restar trascendencia con una frase sorprendente: "Mala suerte para ellos". El dicho asegura que la mejor defensa es un buen ataque y puede que al Barcelona le convenga hoy afinar especialmente su ofensiva. Acostumbrados a la baja de Puyol, la ausencia de Piqué resulta especialmente sensible porque ha sido el hilo conductor de la zaga en cuantas finales ha disputado últimamente el Barça. La pareja Mascherano-Abidal parte con ventaja y fue la titular en el Bernabéu. No hay que descartar, sin embargo, la entrada de Busquets para facilitar una mejor salida de la pelota. La calidad del adversario en la estrategia y el juego aéreo complica, la decisión de Guardiola.

"Nosotros vamos a plantear el partido como de costumbre", razona Vítor Pereira: "El Oporto cree en sus ideas, en su estilo, en su 4-3-3, y no hay motivos para cambiar ni siquiera porque enfrente esté el mejor equipo que yo he visto como es el Barça", prosigue el técnico portugués. "No estamos para ver jugar al rival sino para ganar la final. Tenemos mucha experiencia, contamos con los medios necesarios y somos también exigentes con nosotros mismos". Y los futbolistas, con Moutinho a la cabeza, coinciden: "No tenemos ningún miedo". Y menos Hulk, un ariete que el año pasado contó 40 goles en 59 partidos". Pinta fiero el Oporto y asume el reto el Barcelona, que vive un buen momento después de ganar la Supercopa española contra el Madrid en un duelo especialmente exigente y de nuevo resuelto por Messi.

El equipo se ha entrenado con ganas —"estamos mejor que hace diez días y peor que los próximos diez", matiza Guardiola—, el club ha recaudado nueve millones con la Supercopa y el Gamper, hasta 4.000 aficionados han viajado a Mónaco y Del Bosque convocó ayer a nueve azulgrana, incluido Montoya. "Una sorpresa agradable", respondió el técnico azulgrana. "A ver si cuando se recuperen Piqué y Puyol ya hacemos el 11 en la selección". La Roja también ocupa a Guardiola, que entiende la mediación de Casillas con Xavi y Puyol para restablecer la armonía después de un último clásico nuevamente polémico. "Son gente madura que guarda una relación de hace mucho tiempo y la amistad no se pierde nunca". Habrá que aguardar las próximas fechas. Hoy se juega una Supercopa que tiene muy buena pinta. Rebosa confianza el Oporto y se siente a gusto el Barcelona.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_