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Columna
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Un vuelo gallináceo

El debate político en lo que llevamos de agosto entre PP y PSPV está siendo especialmente intenso. Los portavoces de ambos partidos han discutido a diario sobre cuál de sus dirigentes ha trabajado menos durante este verano. Apasionante. El secretario general de los socialistas valencianos, Jorge Alarte, critica al presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, porque en lugar de gobernar se ha dedicado a las guerras internas de su partido -qui t'ha fet eixe forat li va dir el mort al degollat- y Antonio Clemente, número dos de los populares valencianos, califica a Alarte de "irresponsable" por estar todo el verano de vacaciones. El nivel de debate de nuestros políticos dice mucho sobre la calidad de la democracia en la que vivimos y hace bueno el aforismo marxista (de Groucho) según el cual partiendo de la nada se pueden alcanzar las más altas cotas de la miseria.

La disputa sobre la productividad en agosto de los cargos públicos ha ido acompañada de otro debate: El futuro del Corredor Mediterráneo. Cuestión no menor en la que, por una vez y sin que sirva de precedente, los valencianos estamos de acuerdo. Incluso Gobierno y oposición están de acuerdo por más que, con la amplitud de miras y generosidad que les caracteriza cuando de temas estratégicos para la Comunidad Valenciana se trata, se pasen los días lanzándose chinitas los unos a los otros a ver si hay suerte y le sacan un ojo al adversario. De esta controversia hay dos aspectos que llaman la atención: Uno, constatar cómo el PSPV va ensayando el discurso victimista que amplificará el día que Mariano Rajoy se instale en La Moncloa, tal es la confianza que tienen en la victoria de su partido en las próximas generales.

Y dos, comprobar una vez más que con tal de dejar tuerto al otro, son capaces de quedarse ciegos. Los socialistas, que en lo de coordinarse son unos genios, llevan semanas diciendo que si la Unión Europea no aprueba el corredor será por culpa del PP que apuesta por el eje central, olvidando que el primer valedor del mismo es José Blanco, ministro de Fomento y vicesecretario general del PSOE, y que Mariano Rajoy también lo consideró en su día prioritario. Mientras que los del PP dicen una cosa y su contraria y, así, seguro que no se equivocan. Rafael Blasco aseguró en su día: "El corredor tendrá un protagonismo destacado en el programa electoral del PP". Vino más tarde González Pons y afirmó: "el corredor no figurará en el programa del PP porque cuando se celebren las elecciones ya se conocerá cuál es el trazado".

Esta es la calidad del discurso político que se lleva en la Comunidad Valenciana. Si no fuera porque la indigencia intelectual ya es una constante de muchos años, se les podría disculpar por aquello de la agostidad. Pero no. Su vuelo ha sido y es gallináceo.

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