La agonía de 'Navegante'
Un toro queda malherido tras chocar con otro astado en los encierros de Leganés y sufre cuatro minutos de estertores hasta ser sacrificado
Navegante, momentos antes de comenzar el encierro, se removía inquieto en los chiqueros. Los pastores intentaron tranquilizar al animal, pero cuando le abrieron las compuertas salió revolucionado. En la primera curva que tomaba se encontró de frente con otro toro rezagado que había salido poco antes. El encontronazo entre ambos, reses de más de media tonelada, fue brutal. El morlaco quedó tendido en el asfalto, malherido, y sufrió cuatro minutos de agonía hasta que lo remataron con la puntilla en plena calle.
El morlaco murió antes de tiempo, nada más comenzar el segundo encierro de las fiestas de Leganés, pero su destino iba a ser el mismo. Los toros que participan en los encierros que se celebran en la Comunidad de Madrid tienen que ser sacrificados como manda el reglamento autonómico al acabar el mismo, a menos que sean de lidia y vayan a ser toreados ese mismo día en la plaza. De esta forma, miles de toros son sacrificados cada año en la región. Se considera que dejan de ser útiles tras participar en un festejo porque ya han aprendido su funcionamiento y resultan más peligrosos.
En Madrid, los toros de todos los encierros son sacrificados al final
En el de Leganés participaron 7.000 personas. Duró exactamente 22 minutos y 25 segundos. Se alargó tanto (el día anterior se había zanjado en dos minutos y 50 segundos) por un morlaco que andaba desorientado. Fue el mismo que al dar la vuelta chocó de frente con Navegante, un toro de la ganadería extremeña Río Grande. El animal, etiquetado con el número 52 de su ganadería, sufrió convulsiones tras el choque, a la vista de los curiosos que se asomaban por las talanqueras, mientras movía las patas en el aire, boca arriba. Minutos después, el toro que aún merodeaba por allí volvió a embestirle una, dos y hasta tres veces. A continuación los pastores, encargados de llevar a buen puerto a la manada, consiguieron enfilar al animal revolucionado hacia la plaza, donde le esperaba una multitud. El encierro se saldó sin heridos, a diferencia del día anterior. El alcalde de Leganés, Jesús Gómez, destacó lo inusual que es que un toro muera en el encierro. "No se recuerda que haya ocurrido antes", dijo.
Las competencias sobre el reglamento taurino están transferidas a las comunidades autónomas. El presidente de la Federación Taurina de Madrid, Jorge Fajardo, explica que por este motivo no puede ocurrir lo que en Valencia, donde un morlaco apodado Ratón por su baja estatura, de 11 años, lleva siete participando en encierros, ha matado a dos personas y herido a una veintena. Allí el sacrificio de los animales no es obligatorio.
Una vez que Navegante fue sacrificado con un puñal, lo taparon con una sábana para ahorrar a la gente el espectáculo de la sangre. Una grúa se lo llevó después en volandas camino al matadero.
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