Rías enfermas sin remedio a la vista
Las administraciones no han logrado frenar en cinco años la contaminación que daña bancos marisqueros - Solo en los casos menos graves mejora la calidad del agua
Este es el quinto año que los mariscadores de Corcubión trabajan en una playa infectada por E. coli. Esta bacteria de origen fecal, presente de forma habitual en el intestino de los moluscos, aparece en cantidades muy elevadas en la zona interna de la ría -más de 4.600 coliformes en 100 gramos de marisco-, así que el pósito, que actualmente cuenta con solo 12 socios, no puede hacer otra cosa que venderlo a fábricas conserveras por cuatro o cinco euros el kilo o resembrarlo durante dos meses en aguas más limpias, que la Unión Europea cataloga como B, para después llevarlo a una depuradora. Su consumo en fresco está vetado desde 2006 por un reglamento comunitario. Sin ayudas de la Administración y con una depuradora que vierte residuos al interior de la ría, los mariscadores subsistieron esta larga temporada gracias a la recogida de algas.
"Si esto sigue vivo es gracias a los mariscadores", dice el patrón de Barallobre
"En nuestro caso la solución es fácil, pero aquí en estos años no se ha hecho nada", critica el patrón mayor, José Dominguez. El polémico plan de reinstalación de marisco procedente de zonas gravemente contaminadas por coliformes, las zonas C, les vendrá, augura, "como anillo al dedo". La de Corcubión está entre las cinco cofradías, con Celeiro, O Barqueiro, Espasante, Vilanova de Arousa y Cambados, que se enfrentaron sin convenio con la Xunta a las limitaciones impuestas a las áreas más contaminadas. Todas las localidades costeras de más de 2.000 habitantes debían contar con una depuradora el 1 de enero de 2006, según la normativa europea. La Xunta no llegó con los deberes hechos al plazo tope y la comercialización en fresco quedó cerrada en las aguas con mayor cantidad de coliformes, causa de males como la gastroenteritis.
La división por zonas A, B y C tiene más de 20 años y responde únicamente al indicador de las bacterias fecales. No son las más peligrosas para la salud, pero su presencia en grandes cantidades indica la existencia de patógenos más dañinos, entre ellos la salmonella. En 2006 eran 16 las zonas catalogadas como C y hoy son 15. Según Mar, la superficie en zona C era del 5,3% y hoy es del 5% del total. La mejoría, mínima en los casos más graves, es más perceptible en las zonas A, las libres de contaminación: hace cinco años no había ninguna y este mes son siete (algunas varían a lo largo del año), que suponen algo más del 9% de la superficie total de áreas marisqueras.
Hace dos semanas, la conselleira de Mar, Rosa Quintana, presentó un plan, entonces de aplicación inmediata, para que los bivalvos de las zonas C, almejas y berberechos fundamentalmente, pudieran volver a las lonjas. El marisco sería reinstalado en una batea en aguas limpias y una vez depurado volvería a su lugar de origen para la venta. Aunque no será A Mariña el lugar que finalmente acogerá la batea debido a la oposición de Pescanova, las consecuencias económicas para buena parte de los futuros beneficiarios del plan son las mismas. La Xunta elimina los convenios con 10 pósitos, entre ellos los de las rías de Ferrol y O Burgo, las más contaminadas. Según Quintana, las ayudas puestas en marcha por el Gobierno bipartito (que en cuatro años han sumado 58 millones de euros) nunca fueron eficientes y provocaron el abandono del marisqueo.
Por todo lo anterior, la solución "fácil" de la que habla el patrón mayor de Corcubión se anuncia compleja más al norte, en A Coruña, Ferrol, Barallobre y Pontedeume. "Si esto sigue vivo es gracias a los mariscadores", defiende Joam Luís Ferreiro Caramés, biólogo de la cofradía de Barallobre. Junto a la de Ferrol, la cofradía recibió desde 2007 más de 36. 000.000 euros para labores de limpieza y movimiento de tierras, el mantenimiento mínimo para que el sustrato no endurezca y acabe con el banco. Con ese dinero, los mariscadores trasladaron un total de 1.132.000 kilos de almeja y 61.440 de estrellas de mar del maltratado banco de As Pías a zonas B cercanas. "No fue suficiente, pero si no lo hubiéramos hecho el banco no existiría", reconoce. Su compañero de A Coruña, Manuel Cao, insiste en que el pósito "no se opone al plan de la consellería". "Nuestro problema es que por el furtivismo los bancos están esquilmados y no hay marisco de talla suficiente", explica. Mar consultará esta semana con Bruselas una rebaja de 38 a 35 milímetros de tamaño comercial para la almeja babosa, pero aun en el mejor de los casos la decisión de la UE tardará en llegar. Sobre el futuro de las rías ninguno de los dos es optimista: temen que el fin de las ayudas y que la solución de la batea deje en un segundo plano la regeneración de los bancos.
Biólogos defienden la resiembra de molusco
La conselleira de Mar, Rosa Quintana, siempre negó que la batea depuradora y la liberación de bacterias coliformes al agua tuviesen algún efecto negativo en Morás, la zona A de Xove elegida en un primer momento para depurar el marisco de forma natural. Aun así, Mar cedió ante el descontento de la multinacional Pescanova (que tiene en el lugar la mayor piscifactoría de España) y se comprometió a buscar una ubicación alternativa para las cajas en las que se resembrará las almejas y berberechos de las áreas más afectadas por vertidos fecales.
Juan Freire y Juan Luis Barja, biólogos de las universidades de A Coruña y Vigo, respectivamente, defienden la inocuidad del proyecto de Quintana. "El efecto es mínimo para el medioambiente", asegura Freire, tajante. "Los temores no tienen ningún sentido. Ese marisco tiene un exceso de materia orgánica que se desintegra. Podría existir un impacto, pero a nivel micro. Hay que distinguir el impacto ambiental del alimentario", explica. La reinstalación de bivalvos en aguas limpias es una práctica habitual en Italia y el norte de África. El transporte del marisco, que tendrá que hacerse en un plazo máximo de seis horas después de su extracción, no supone un alto riesgo de mortandad. "Estamos recibiendo marisco del norte de África para colocarlo en nuestros bancos marisqueros y el efecto es mínimo", ejemplifica Freire.
Barja, del Departamento de Microbioloxía de Facultade de Bioloxía de Santiago, concuerda con su colega en que el efecto ambiental será mínimo. "Si hay una circulación, una renovación marina, no tendría que afectar", precisa. Por ahora, la Xunta plantea una sola zona de reinstalación de carácter temporal, hasta que la Unión Europea se pronuncie sobre una moratoria que acaba de solicitar el Gobierno gallego para la prohibición de vender marisco fresco procedente de las zonas C. Para Barja, lo deseable es que existieran varias áreas de las que pudieran valerse las cofradías de zonas C mientras las Administraciones no atajan el problema de fondo: los vertidos fecales al mar en lugares muy poblados. "Tenemos muy pocas depuradoras y las que hay no están funcionando como deberían".
Las cifras
- 75 áreas. Galicia tiene 75 áreas de producción marisquera. Dos de ellas, la ensenada de Caranza , en Ferrol, y el estuario del río Miñor, en la ría de Baiona, están cerradas.
- El indicador. Las áreas productivas son A, B o C en función del número de E. coli presentes en 100 gramos de marisco. El molusco procedente de zona A contiene menos de 230 bacterias, el de zona B entre 230 y 4.600 y el de zona c entre 4.600 y 46.000. Cuando el molusco tiene más de 46.000 E. coli no puede ser extraído.
- 15 zonas C La mayoría de los bancos marisqueros de Galicia, el 68%, está ubicado en un área catalogada como B, que exige el paso por una depuradora antes de llegar a la lonja y ser vendido en fresco. Las zonas C son 15 y las A, siete, aunque muchas de ellas pasan a B en determinadas épocas del año.
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