La visita del papa Benedicto XVI

Entiendo que, siendo el Vaticano un Estado oficialmente registrado, el derecho a tener una recepción oficial en línea con el protocolo establecido para la correspondiente invitación es obviamente un derecho a ser cumplimentado por parte de las autoridades pertinentes. Pero dicho protocolo debe estar dentro de los límites preestablecidos; es decir, dentro de la representatividad del pueblo español en general y del madrileño en particular (laicos, constitucionalmente).

Por tanto, todo dispendio extra por motivos estrictamente religiosos debería ser soportado y financiado por aquellos cuya voluntad de despliegue extralimita dichos parámetros diplomáticos preestablecidos, bien por aportación directa de la Iglesia católica, bien por donaciones particulares o bien una suscripción popular y abierta a todos aquellos que realmente deseen apoyar este evento. Si a todo esto le añadimos los ínfimos índices de asistencia a los cultos dominicales, todo ello viene a enmarcar un mensaje plagado de triunfalismo y no exento de hipocresía.- José Manuel Corominas de los Ríos. Madrid.

No soy católico, soy agnóstico. Me parece injusto que haya ciudadanos que no acepten la llegada masiva de turistas, aunque el motivo sea la llegada de un representante importante de una religión de ámbito mundial. Trabajo en el sector turístico y recuerdo que cuando estaba estudiando me ponían como ejemplo Benidorm. En esta ciudad tenían un plan turístico, que consistía en traer a miles de turistas a bajo precio, para que una vez en la ciudad los profesionales del sector supieran incentivar el consumo de esta ingente cantidad de personas y llenar las arcas del sector turístico.

Es decir, llevamos años luchando por atraer a miles de turistas a nuestro país y ahora que lo conseguimos nos oponemos sin más. Acepto a las personas que están en contra de esta visita. Pero no estoy de acuerdo con los que denuncian más gastos en seguridad y sanidad, ya que los partidos del Madrid-Barça y otras actividades similares también acarrean estos gastos y parece justo que lo aceptemos.

En el sector turístico estamos encantados, aunque no seamos seguidores de estas ideas, por la llegada de millones de visitantes a esta ciudad y a este país.