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Entrevista:JOSÉ MARÍA GANDÍA | Presidente de Bodegas Vicente Gandía

"No hemos dado al vino valenciano la notoriedad acorde a su calidad"

José María Gandía (1940), presidente de Bodegas Vicente Gandía, cogió el tercer relevo de la empresa familiar en los sesenta y se apuntó dos hitos, embotellar por primera vez un vino (Castillo de Líria) y acometer la internacionalización: el 75% de los 35 millones de botellas que producen al año se exportan a más de 80 países. Ahora, sus hijos, la cuarta generación, se encargan de producir vino en otras denominaciones como Ribera del Duero, Rioja o Rueda, mediante el alquiler de bodegas en el terreno.

Pregunta. Evolucionar o morir de éxito.

Respuesta. Sí. En tiempos de crisis hay que espabilarse más para poder subsistir. Esto es cosa de mis hijos.

P. Pero sin gastar en bodegas.

R. Es a través de joint ventures con bodegas de otras zonas.

"La gente que hace vino muy caro lo tiene un poco más crudo"
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"Hay muchas bodegas en venta en España. Aquí las hay en pérdidas"
"Antiguamente el vino era una bebida energética, sobre todo en el campo"
"En un restaurante no pagaría más de 100 euros por una botella"

P. Y si fracasan es más fácil dar marcha atrás.

R. Eso por supuesto. De todo este proyecto habrá unas iniciativas que funcionarán muy bien, otras regular, y otras que habrá que desechar. Pero habrá que dejar pasar un año o dos.

P. Han ido a por las DO con más tirón en el extranjero.

R. En el extranjero y en el mercado nacional. No vamos a descubrir que Rioja y Ribera son las más punteras de España.

P. ¿Las más punteras o imagen? ¿El vino valenciano tiene algo que envidiar?

R. La calidad de los vinos valencianos en los últimos 20 años ha mejorado mucho. No hemos llegado a darles la notoriedad acorde a su calidad.

P. ¿Tanto pesa la imagen del vino a granel valenciano?

R. Eso no da notoriedad a una denominación. Romper tabúes es cosa de muchos años. El primer vino que embotellamos, Castillo de Líria, era como en la escuela, empezar a leer el catón. Luego ya sacamos crianzas, reservas... subiendo de gama.

P. ¿Una revolución?

R. Una evolución normal. Los que no lo han hecho han desaparecido. Así de fácil.

P. La técnica amplía la competencia en todo el mundo.

R. La feria mundial de Burdeos, Vinexpo, me asusta. Allí ves vinos japoneses, ingleses, canadienses. La vid se cultiva casi casi desde el Polo Norte hasta el Polo Sur. Ahora con técnica se solventan muchos problemas.

P. ¿En qué ha cambiado el vino desde los sesenta?

R. No se parece absolutamente en nada. Yo siempre digo que antiguamente era una bebida energética, sobre todo en el campo, el agricultor que cogía la caballería, el hatillo con la comida y la bota, que se tiraba labrando todo de sol a sol, si a mediodía no se tomaba medio litro no podía seguir trabajando. Ahora es una bebida que da placer. Y claro, el listón de la calidad crece.

P. El consumo está cayendo.

R. En litros estamos en 16 per cápita al año. Cuando entré en el negocio estaba en 80 litros. El vino y la cerveza se han invertido. En lo países vitivinícolas, Francia, Italia, España y Portugal, el consumo está bajando. Y en otros sin tradición como Estados Unidos o Inglaterra, sube. Pero a nivel mundial no sé si se equilibran.

P. Luego lo lógico es exportar.

R. Los expertos dicen eso. Menos mal que nosotros llevamos haciéndolo toda la vida.

P. ¿Qué es mejor, mucho vino barato o poco vino caro?

R. La gente que hace vino muy caro lo tiene un poco más crudo. Nosotros estamos en hacer ciertos volúmenes.

P. ¿Cuánto está dispuesto a pagar por una botella?

R. Como consumidor, no digo entendido, en un restaurante no pagaría nunca más de 100 euros por una botella. A partir de un cierto precio no aportas nada más. El más caro que he bebido, porque me invitaron, costaba entonces 500.000 pesetas, y me decepcionó. Por ese precio pides que el vino te cante... y no.

P. ¿Hay modas en vino?

R. Hay modas y hay que seguirlas. En tintos, en los últimos años la moda eran vinos con mucho cuerpo, potentes. Lo que ocurre es que a veces exageran y cuando te echas el vino a la boca se te caen los dientes de golpe [risas].

P. Hay mercados difíciles.

R. Los más grandes son los más difíciles. Estados Unidos, Inglaterra y Alemania. Pero ahí concurren todos los productores.

P. El vino tiene alcohol ¿hasta qué punto es un problema?

R. Pero el vino es cultura. Y si nos atenemos a la religión, es un símbolo del cristianismo. No puede ser algo nocivo si se toma con moderación. Si te tomas 10 kilos de plátanos te pones malo.

P. ¿La crisis cierra bodegas?

R. Hay muchas bodegas en venta en España. En la Comunidad Valenciana también hay bodegas en pérdidas.

P. ¿Está a favor de fusionar las denominaciones valencianas?

R. Es un tema espinoso. Una marca paraguassería muy interesante. A nosotros, cuantas más armas nos den y más juego, mejor.

P. También se ha interesado por el turismo y el arte.

R. Sí. Hace años empezamos a desarrollar el enoturismo en la finca Hoya de Cadenas, una casa solariega de 1820. Y lo último ha sido un museo con barricas decoradas por artistas. Vamos a recibir ahora una de Francisco Esplá.

P. En lo que no han caído es en encargar una bodega a un arquitecto de lujo.

R. Son muy bonitas pero cuestan muchísimo dinero y el mantenimiento de obras de Santiago Calatrava o de Frank Gehry no me lo quiero ni imaginar. Nosotros somos muy pragmáticos.

José María Gandía, en una sala de catas de la bodega en Chiva.
José María Gandía, en una sala de catas de la bodega en Chiva.MÒNICA TORRES

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