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ARTE | La semana por delante

Prodigioso Antonio López

Normalmente, son los días más silenciosos en Madrid. La mitad de agosto es el vacío. Los que quedan pueden ir a sus anchas a los lugares en otro momento abarrotados. La ciudad suele estar desierta y el centro se parece mucho más a los cuadros de Antonio López. Por eso vale la pena recordar la opción de ir a su exposición en el Museo Thyssen-Bornemisza (paseo del Prado, 8, hasta el 25 de septiembre). Hasta el vienes y desde su inauguración la habían visitado 158.420 personas en dos meses. Es, sin duda, una de las exposiciones del año porque reúne 130 obras, la mayor que se ha hecho del artista de Tomelloso.

Su prodigiosa técnica le permite reproducir lo real con la máxima fidelidad, pero el arte le viene no solo de esa habilidad sino, sobre todo, de dotar de sentido y emoción esos retratos, paisajes y objetos inanimados. Hay algo que nos dice que esos frutos o esa perspectiva sobre la Gran Vía es y no es, o es pero también es algo más. Óleos, dibujos y esculturas que guardan un hermetismo inexpugnable en su simpleza -sin ar-tilugios- y sinceridad. De todas formas este es un agosto excepcional y están llegando hordas de visitantes. Por lo tanto, es aconsejable comprar la entrada por Internet para no tener que guardar cola largo tiempo bajo el sol.

<i>Taza de wáter y ventana, 1968-1971</i>, de Antonio López.
Taza de wáter y ventana, 1968-1971, de Antonio López.
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